Federico Domínguez, financista y autor del libro Argentina Hiperacelerada, realiza una comparación con lo sucedido en 1975 y la crisis atual
Por Federico Dominguez, financista y autor del libro Argentina Hiperacelerada
12/06/2023 – 14,19hs
El 4 de junio de 1975, el ministro de Economía de la presidenta Isabel Perón, Celestino Rodrigo, anunció una serie de medidas de shock que incluyeron una fuerte devaluación del peso, aumento de servicios públicos, transporte y combustibles, lo que generó un shock inflacionario y la oposición del movimiento obrero.
En diciembre de 2023, independientemente de quién ocupe la presidencia, se producirá un «Rodrigazo» debido a las medidas económicas que se implementarán. Los principales referentes económicos de la oposición coinciden en la necesidad de alcanzar el superávit fiscal primario, unificar el tipo de cambio, solucionar la cuestión de las LELIQs, reducir los subsidios y normalizar los precios relativos. Estas medidas producirán un shock inflacionario, probablemente terminando el año 2023 con una inflación superior al 130%, y teniendo un 2024 con una inflación del 150% o 200%. Sin embargo, si se aplican de forma correcta, la inflación bajará fuertemente y de forma sostenible.
¿Es evitable este escenario? El déficit fiscal primario podría terminar el año en el 3% del PBI. Sumando intereses, el déficit total alcanzaría el 5%. Ahora bien, el cuasifiscal producto de los intereses de las LELIQs alcanza el 6% del PBI, por lo que el déficit total es del 11% del PBI. Y el stock de las LELIQs equivale a 2.5 veces la base monetaria. Este nivel de desequilibrios, en un contexto de mercados de deuda cerrados, solo se corrige con un shock inflacionario y licuación. El próximo gobierno no tendrá margen para no hacer cambios profundos, y el actual no tiene incentivos para hacerlos.
La diferencia con 1975 y 1989 es el fenomenal aumento de las exportaciones que veremos en los próximos años de la mano de Vaca Muerta, el litio y el sector agropecuario. Al mismo tiempo, están dadas las condiciones y crecen los consensos respecto a la necesidad de alcanzar el superávit fiscal primario.
Perspectivas complicadas
Pero aunque a fines del 2024 la economía empiece a normalizarse y la inflación a bajar abruptamente, los primeros meses del próximo gobierno serán muy difíciles. ¿Aguantará la sociedad una inflación del 150 o 200% en el 2024? ¿Terminaremos en una dolarización? ¿Cuál será la reacción de los sindicatos, grupos de izquierda y organizaciones sociales que tienen poca paciencia con los gobiernos no peronistas?
La pobreza podría subir inicialmente, como sucede tras grandes devaluaciones, tener un pico en el primer semestre del 2024 y comenzar a bajar fuertemente en la segunda mitad del año. Durante la hiperinflación de 1989 y tras la devaluación del 2002, la pobreza subió a niveles alarmantes para bajar fuertemente en el primer caso con la convertibilidad y en el segundo caso con el crecimiento económico y baja inflación del gobierno de Néstor Kirchner.
Rodrigazo 2023: ¿Es evitable este escenario?
Al mismo tiempo que veamos resistencia a las reformas, el contexto podría llevar a gran parte de la sociedad a apoyarlas. La crisis ya está instalada, la pobreza es manifiesta y la herencia no logra ocultar el problema. La sociedad demanda un cambio en la forma en que el gobierno responde a las crecientes demandas sociales que en los últimos 80 años ha sido más estado y más intervención. Al mismo tiempo, una generación de jóvenes se acerca a las ideas de mercado, ya sea por convicción, contraposición de modelos, anti-política o una combinación de estos factores.
El próximo gobierno irá hacia el equilibrio fiscal, no por convicción, sino porque ya no hay manera de financiar el déficit, el mercado de deuda está cerrado. El financiamiento monetario plenamente inflacionario ya es inviable. Es muy importante cómo se comunica esto a la población: ajustar por ajustar simboliza para muchos 2001. Ajustar para poder unificar el tipo de cambio, reducir la inflación y triplicar nuestras exportaciones en una década es trabajo, producción y menor inflación.
Durante los últimos 50 años, vivimos un ciclo de destrucción del stock de capital del país: confiscación de depósitos, de ahorros jubilatorios, uso indebido de reservas del banco central, baja inversión en infraestructura, impuestos confiscatorios y mucho más. Ante el agotamiento del stock de capital, es posible que en 2024 veamos un fuerte cambio de rumbo, una Argentina más abierta al comercio, al capital y a la tecnología, no porque los políticos quieran, sino porque ya no hay de dónde rascar la olla.
En 1977, la banda Sex Pistols popularizó la frase «no future» como parte de su canción «God Save the Queen» en un momento en que Inglaterra vivía la inflación más alta desde la Segunda Guerra Mundial. En nuestro país, el shock inflacionario puede ser la señal de que hay futuro, de que se deja de esquivar el problema y se decide hacerle frente. Esto recién comienza, los próximos meses serán turbulentos, falta lo peor, pero después de la tormenta llega la calma.