El Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe generó preocupación en los vecinos de la localidad de San Justo al informar el fallecimiento de una nena de 9 años a causa de Neisseria meningitidis, comunmente llamada meningococo.
La menor había ingresado el día martes a un sanatorio privado de dicha localidad con un cuadro compatible de infección generalizada (meningococemia) y tras realizar los estudios de laboratorios pertinentes pudieron detectar que el agente responsable era la bacteria de meningococo, la misma que causa la meningitis.
Si bien la enfermedad meningocócica invasiva (EMI) tiene una incidencia mayor en niños menores de un año, hasta los 5 aproximadamente, la posibilidad de reaparecer sucede también en adolescentes y en adultos jóvenes; no obstante la influencia baja en adultos mayores.
Dicho microorganismo, conocido por su nombre científico como Neisseria meningitidis, puede encontrarse intra o extracelularmente en la sangre, e infecta diferentes espacios estériles del cuerpo humano, provocando enfermedades como la meningitis y la meningococemia.
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Meningitis y la meningococemia
La meningitis es una inflamación de las membranas que recubren el cerebro, el cerebelo y la médula ósea. En nuestro país se registran más de 500 casos al año. Entre los síntomas mas comunes se registran fiebre, tendencia al sueño e irritabilidad, entre otros, que varían dependiendo de la edad que tenga la persona infectada.
En los lactantes se pueden observar comportamientos como rechazo al alimento, llanto intenso, continuo e inconsolable. En la niñez puede presentarse dolor de cabeza, disminución del nivel de conciencia, sensibilidad a la luz, rigidez del cuello y/o náuseas y vómitos, además de los síntomas comúnes.
Por su parte, la meningococemia es una infección del torrente sanguíneo provocada por bacterias que se multiplican y dañan las paredes de los vasos sanguíneos, llegando a causar hemorragias en la piel y los órganos. Entre los síntomas se encuentran fiebre, fatiga, vómitos, dolores musculares y en las articulaciones, el pecho o el abdomen, respiración rápida, entre otras.
Es importante recordar que la vacuna para proteger a los menores contra las infecciones, se encuentra dentro del Calendario Nacional de Vacunación y establece un esquema de dos dosis más un refuerzo entre los 3 y 15 meses de vida; y una dosis única para los adolescentes de 11 años.