La polémica por el Jumbo Bot desnudó la urgencia del Gobierno por su única meta: quebrar los precios. Ese objetivo es también una necesidad política. La inflación y el bolsillo siguen siendo la principal preocupación de los argentinos, mucho más ahora, que comenzaron a llegar las facturas de luz y los avisos por e-mail de las prepagas, y tomaron impulso las cuotas de los colegios privados.
Pero el astuto usuario que simuló ser un robot –un software- que recopilaba datos de precios del supermercado de Cencosud, los publicaba en la red social X e “hizo entrar” al presidente, Javier Milei, y al ministro de Economía, Luis Caputo, con información inventada, develó además otros dos curiosos fenómenos.
El primero tiene que ver con la estrategia de comunicación. El masivo uso de las redes sociales busca, a veces, eliminar el filtro -la crítica- del periodismo a la información oficial. Es una receta de muchos de los populismos hoy en el mundo. Es curioso que el pequeño escándalo con el falso robot de X haya sucedido en una semana en la que Milei embistió contra una de las profesiones más liberales que existen. La aceleración de la desinformación en las redes –las fake news– convive con la necesidad de los políticos de visibilizarse (supuesta relevancia) en el mundo digital, suele decir el experto en comunicación política Mario Riorda. En esa instantaneidad incesante es cuando los Jumbo Bot terminan ganando la batalla de la desinformación y los políticos meten la pata con el riesgo de minar su credibilidad.
El segundo hallazgo es más relevante para el Gobierno y para la economía. Tiene que ver con la verosimilitud. Luis Caputo, que también citó los datos de Jumbo Bot, “cayó” porque los números inventados se acercaban –confirman fuentes calificadas- a otros números que él consulta y no difunde: proyecciones del Banco Central (BCRA), de la Secretaría de Política Económica y datos de consultoras privadas. “El Jumbo Bot -aseguran en el quinto piso del Ministerio de Economía- va a terminar teniendo razón porque abril va a ser un freno tremendo”. En esos despachos remarcan, hace tiempo, que las previsiones oficiales siempre se aproximan más al dato del Indec que a las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que congrega la entidad que preside Santiago Bausili.
“El mercado de bonos descuenta una baja de inflación más fuerte que el REM. Con un REM en ritmo mensual promedio de 7,8% para marzo a diciembre, Boncer a febrero 25 (ajusta por CER) rinde 5,9% TEM contra Lecap a enero de 25 (tasa fija) en 4,4% TEM. La inflación breakeven entre Lecap y Boncer es 5,9% mensual para el período marzo – diciembre”, escribió el asesor de Caputo, Federico Furiase en las redes. Traducción: las tasas del mercado descuentan una menor inflación a futuro.
“Es una de las razones por la que no movimos el 2% de crawl ni devaluamos. Siempre confiamos más en nuestros pronósticos de inflación que en los del mercado y, por ahora, gracias a Dios no nos equivocamos”, afirmaron en el Palacio de Hacienda. Algunos como el economista Amilcar Collante desconfían. Creen que el dólar comenzó a meterse “en un callejón” porque se acerca a pasar –ajustado por el tipo de cambio real multilateral- al “dólar Macri” y, proyectado, estará cerca del “dólar convertibilidad” (1997-2000) en junio. “Puede durar un rato, sobre todo en temporada alta de liquidaciones (del campo). No es la primera vez que pasa”, dice un viejo profesor de Economía de la UBA.
“Al final no es relevante porque está en línea con algo creíble en términos direccionales. Estuvo claramente exagerado. Pero bueno, el que la hizo [la broma] todavía se debe estar riendo”, matizó una fuente del equipo económico sobre el affaire del Jumbo Bot en el exTwitter. ¿Cuál es la dirección de los precios?
Alphacast publicó en las últimas horas un informe en el que la inflación núcleo de las últimas cuatro semanas acumuladas marca un avance de sólo 3%. Se trata del movimiento de los “precios libres”. La consultora advierte, sin embargo, que las subas de tarifas sumarán unos seis puntos al dato de abril, que podría ser el primero de un dígito. Es lo que preveía el equipo económico de Caputo cuando lanzó su plan en diciembre pasado.
“La inflación núcleo –que no incluye ni productos estacionales ni regulados, por lo que es el mejor indicador para analizar la tendencia inflacionaria- registró el menor incremento semanal desde marzo de 2023″, sentenció un relevamiento de FIEL para la primera semana de abril. El número es de 3,1% para esa semana (incluye tarifas), la mitad que en ese período de febrero y marzo.
“Nos sorprendió”, dijeron en la consultora LCG. En la segunda semana de abril, para esta firma, la suba en Alimentos promedia 6,2% en las últimas cuatro semanas y 2,1% punta a punta. Allí creen que hubo una sobrerreacción en los aumentos de las empresas y que existe una demanda que no los convalida. “La desaceleración viene siendo más marcada de lo que habíamos previsto, pero no creemos que estás tasas se sostengan en el tiempo”, advirtieron sus especialistas.
“En los meses que se avecinan tomarán mayor relevancia en el diagnóstico de la trayectoria de la inflación las mediciones de inflación subyacente o núcleo, en vista de los ajustes de tarifas reguladas de servicios públicos anunciados”, escribió el BCRA, y adelantó una “pronunciada desaceleración de la inflación”. En Economía creen que la núcleo seguirá en un dígito en abril. Por eso no quieren sobresaltos con las paritarias.
La decisión del Gobierno de apoyarse públicamente en información –falsa- que surge de las redes generó ardor en el Indec, y un contraataque de una oposición agazapada. El primer misil digital vino dirigido por alguien que el jueves se vio, imprevistamente dicen, con el Papa Francisco.
“Ministro Caputo, ¿el 10% de inflación para marzo también lo estimó con el Bot Jumbo? Este episodio de comedia cinematográfica es también una muestra de soberbia, ignorancia e ineficiencia en la gestión del Estado, todo junto. ¿Cómo alguien que esté conduciendo la política económica puede creer que el costo de la canasta básica llegue a caer 5% en una semana? ¿Por qué no usa el ministro de Economía el sistema de información diaria sobre variación de precios de supermercados con el que cuenta la Secretaría de Comercio (SEPA), al menos para chequear si lo que ve en X no es un disparate?”, criticó el exministro de Economía Martín Guzmán en un posteo en la red social X, el mismo lugar que eligió para comunicar su renuncia en 2022.
“Díganme por favor que esta es una cuenta falsa también”, le respondió Caputo. “Díganme por favor que va a chequear mejor las cuentas falsas y que no va a volver a pedirle plata al FMI para timbearla toda”, le retrucó Guzmán para cerrar el intercambio. “Inflación desacelerando fuertemente, según Coto. Si este bot es trucho también me avisan porfa, ¡¡gracias!!”, desafió luego el ministro de Economía citando otro de los tantos bots que andan dando vueltas y, supuestamente, recolectan precios.
En el kirchnerismo también arremetieron contra el ministro de Economía. “Imagínate si CFK en una entrevista daba números de una cuenta falsa. IMAGINATE EL ESCANDALO NACIONAL”, posteó la guionista Malena Pichot. Es curioso porque Cristina Kirchner, de la mano de Guillermo Moreno, falseó casi todas las estadísticas públicas durante nueve años (inflación, crecimiento, comercio exterior, desempleo) hasta 2015, cuando llegó al poder Mauricio Macri. De hecho, Axel Kicillof, entonces ministro de Economía, decidió al final del mandato no publicar más el dato de pobreza. Fue un escándalo nacional y también internacional.
En esto días la Justicia está citando a quienes sufrieron la intervención -y las amenazas- de Moreno en el Indec a testificar en el juicio en su contra. En estas horas pasaron a prestar declaración testimonial en el tribunal oral en lo criminal federal N°2 Marcela Almeida, Gabriela Soroka y Liliana Gasco, e irá Vanina Micelo. Todas mujeres valientes que defendieron las estadísticas públicas contra el poder de turno. En ATE Indec, sin embargo, cuestionaron que el Presidente y el ministro de Economía prefieran consultar datos económicos en una red social en lugar de referenciarse en estadísticas públicas del Indec.
Marco Lavagna, titular del organismo, publicó en X un sugerente posteo pese a su buena relación con Milei. “La estadística oficial es un bien público irremplazable”, escribió. Quienes lo conocen saben que se fastidió por el affaire Jumbo Bot. Lo afectó que se usaran datos de precios de las redes cuando desde allí mismo –y desde el poder- se cuestionan los resultados del Indec. Esto además en el contexto del arranque del juicio contra Moreno. Vale recordar que Lavagna fue intimidado por el funcionario de Cristina Kirchner –le impusieron multas millonarias- en su época de consultor por medir la inflación “verdadera” en Ecolatina.
El “experimento social”, como se autodenominó, Jumbo Bot sigue de fiesta. Su popularidad crece. Ya, de hecho, se creó una cuenta llamada QuiénEsJumbobot. “Buenos días a todos. Muchos se van a sorprender cuando les cuente quién está detrás de Bot Jumbo. Una pista: es alguien de adentro del Gobierno. Llego a los 10.000 seguidores y les cuento quién es y por qué lo hicieron”, dice su único tuit. El fake original le respondió: “Estimados, sí, QuienEsJumbot soy yo. Vendo usuario con 1000 curiosos libertarios deseosos de saber quién se esconde detrás de esta cuenta”. LA NACION intentó contactar a Jumbo Bot sin suerte.
“La política ya no se muerde los labios para no tentarse de opinar de todo, cualquier tema que aliente algún clivaje (posiciones dicotómicas en torno a temas) será una excusa de posicionamiento. Ahí, en esa presión, en esa instantaneidad, la desinformación es una consecuencia esperable en todo momento”, sentencia Riorda, experto en comunicación política. “Si llegamos al punto en que no podemos confiar en las noticias, solo nos creeremos las que reafirmen nuestro pensamiento. Es decir, aquellas que nos den la razón”, escribió el periodista Marc Amorós en su Fake News. La verdad de las noticias falsas.
La urgencia del Gobierno por mostrar resultados con la inflación crece día a día. Es la clave de la sustentabilidad política cuando la billetera les duele a todos los argentinos, principalmente a la clase media. Esos resultados parecen, según fuentes confiables, estar a la vista. Mientras, tres sugerencias: abrazar los datos, que son sagrados; tolerar las opiniones, que son libres, y, sobre todo, un buen antídoto contra las fake news: el periodismo de calidad, como el que denunció que se manipulaban los sensibles números de inflación cuando la hegemonía del poder era abrumadoramente kirchnerista.