Frecuentemente la habrás visto en los bordes de los caminos, campos, terrenos baldíos y zonas de crecimiento libre de los jardines, pero no sabías que era comestible y que, además, es un potente analgésico contra picaduras de insectos.
La acedera (Rumex acetosa) es originaria de Europa y Asia. Es una planta herbácea provista de un rizoma engrosado, con tallo erecto, ramificado. Las hojas superiores son lanceoladas y carnosas.
Al igual que el diente de león (Taraxacum officinale), la acedera es una planta que debería incluirse en las ensaladas verdes, ya que ambas son mineralizantes y aportan mucho sabor. El diente de león es amargo y la acedera, entre ácida y salada.
Sus hojas son tiernas cuando son jóvenes, pero se vuelven duras a medida que crecen. Se pueden consumir crudas o cocidas en sopas, guisos, tortillas y otras preparaciones con huevos. La sopa de acedera es un clásico en algunos países de Europa del Este.
Se recomienda consumir con moderación, ya que contiene ácido oxálico y éste interfiere en la asimilación de hierro, calcio y magnesio. Remolachas, espinacas y acelgas también lo contienen.
La acedera es ideal para hipertensos, ya que saboriza sin aportar sodio. Además es aperitiva y diurética y aporta vitamina C, magnesio y potasio.
En caso de picaduras
El jugo de las hojas de acedera es un calmante natural contra picaduras de insectos, especialmente cuando se trata de abejas o avispas. Simplemente se machacan con la mano algunas hojas y se frotan en la superficie afectada.
El “antídoto” está en la savia de la acedera, que contiene un antihistamínico natural capaz de contrarrestar y aliviar las picaduras de insectos o el picor que produce el roce de algunas plantas como la ortiga.
La zona afectada debería calmarse en 30 minutos aproximadamente desde la aplicación. Se recomienda lavar la zona posteriormente.
Es fácil de multiplicar por estolones y por semillas en otoño o en primavera. Hay que tener cuidado porque puede ser invasiva si encuentra las condiciones adecuadas.
La acedera crece bien a media sombra o al sol, prefiere los suelos ácidos, profundos y ricos en materia orgánica, con riegos moderados.
Se puede cosechar durante todo el año, pero principalmente en primavera.