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Plan A. Adoptaron un nene de 9 y una adolescente de 15: Desde el primer momento fue un apego tremendo

Sergio Fumagalli y Viviana Segnorile se conocían desde los 18 años. En aquella época, él buscaba una cantante para su banda de música y ella reunía los requisitos para ser parte del grupo. Al principio, cuenta Sergio, fueron amigos, aunque admite que de su parte siempre la vio como algo más.

El tiempo fue pasando entre ensayos y recitales, mientras cada uno tenía sus parejas. Es más, en el casamiento de Sergio fue Viviana quien sacó el anillo de la torta. ¿Demasiada coincidencia o una presunción de lo que podía llegar a pasar?

“A los ocho meses de casados fui sincero con mi esposa y le dije que no estaba enamorado, que siempre hubo una persona que representaba mí modelo de mujer. Nos divorciamos y comenzamos a salir con Viviana en el 2004. Nos casamos por civil en el 2010 y en el 2014 por Iglesia. Nos propusimos disfrutar de viajes y luego compramos una casa. Hasta que llegó un día, mediados del 2016, que nos preguntamos ´y ¿ahora?´”.

“A los 9 años ya sabía que de grande iba a adoptar”, dice Viviana.

“A los 9 años ya sabía que de grande iba a adoptar”

Esa pregunta tenía una respuesta muy clara: ambos querían formar una familia y desde un primero momento el plan A fue a través de la adopción.

“Recuerdo que a los nueve años fue la primera vez que le comenté a una maestra que cuando fuera grande me gustaría adoptar. De más grande lo revalidé, siempre con las ganas de dar amor, educar y guiar”, expresa Viviana.

A la hora de llenar los formularios correspondientes, Sergio y Viviana solicitaron adoptar hasta dos niños desde cero a cinco años. Sin embargo, luego de conocer a la gente de Anidar (Asociación Civil fundada en 1990 que promueve el derecho de niños, niñas y adolescentes a crecer en una familia) expandieron sus expectativas y elevaron la edad hasta los ocho años.

“Acompañé el proceso de adopción de Sergio y de Viviana coordinando el grupo de pre adoptantes, un espacio de encuentro donde circula información y se promueve el desarrollo de destrezas para el rol parental adoptivo. Descubrí que su deseo de ser familia estaba enraizado en la adopción, argumentando que eran (siguen siendo) muchos los chicos a la espera de una familia, algo poco habitual de escuchar. Desde el vamos fueron muy activos al exponer sus expectativas, animándose a reflexionar sobre los ajustes a construir para que su proyecto adoptivo fuera real y posible. Develaban una enorme sensibilidad al referirse a las realidades de los niños residiendo en hogares y sugerían que eran ellos quienes soportaban la dureza de la institucionalización y la espera por la llegada de una familia que pudiese dar respuesta a sus necesidades”, dice Silvana Bloch, licenciada en Trabajo Social y Directora de Programas y Proyectos Institucionales de Anidar.

Una tarde de junio de 2017 Sergio recibió un llamado desde el Juzgado N° 6 de Familia de Morón, en el que la secretaria los convocaba para una reunión. Ante la ansiedad de Sergio, solamente le dijo que se trataba de un niño que tenía ocho años, pero que en septiembre cumplía nueve.

“Es un niño muy analítico, con sueños muy grandes».

“Quedamos muy movilizados emocionalmente. Nos hicieron entrevistas la psicóloga y la trabajadora social. Luego quedaron en llamar. Sentimos una incertidumbre total. Feria de por medio, recién a principios de septiembre nos avisaron que éramos los seleccionados para la vinculación”, recuerda Sergio.

Ese 18 de septiembre Sergio y Viviana se levantaron muy temprano y llegaron bastante más temprano al hogar en Pontevedra donde vivía este nene. “En eso nos dijeron que esperemos detrás de un portón. Al rato, vimos venir a un niño acompañado por la directora del hogar que venía corriendo hacia nosotros con un dibujo. Vino directo hacia mí, lo abracé fuerte, lo alcé a upa y luego nos abrazamos los tres, fue un momento único”, llora Sergio.

“El período de vinculación transcurrió de maravillas. Cuando un día una persona del hogar le preguntó quién le había regalado un reloj de Superman, Facu respondió ´Mi papá`. Fuimos todos los días a compartir el almuerzo durante una semana y cuando llegó el día viernes nos avisaron que podíamos llevarlo con nosotros el fin de semana. Fuimos a comer hamburguesas y pidió cortarse el pelo”, rememora Viviana.

Una semana después el juzgado les otorgó la guarda de Facu, lo que significó uno de los días más felices para la pareja. Tras pasar una entrevista a los tres y otra a los nueve meses, los convocaron para avisarles que podían iniciar el juicio de adopción. Finalmente, en 2019 el juzgado dictó la sentencia favorable.

“Es un niño muy analítico, con sueños muy grandes. Al principio, lo único que quería era jugar al fútbol, llegó a ser parte del equipo de Futsal de AFA representando al club Ituzaingó y también jugó en cancha de 11 en Almirante Brown. Tiene grandes condiciones para el deporte. Ama la matemática, le encanta sacarse fotos, Instagram es su cable a Tierra. Es muy mimoso, especialmente conmigo, le gusta salir a pasear, ir a comer, al cine”, se emociona Viviana.

Sergio junto a Facu, su primer hijo.

Se completa la familia

El 12 de febrero de 2024 Sergio vio en el estado de WhatsApp de una amiga una convocatoria pública para adoptar a una adolescente de 15 años. Luego de conversarlo con Viviana, ya de madrugada, mandó el mail a la Suprema Corte de Justicia.

A los dos días Viviana recibió un llamado para concurrir a una entrevista al Juzgado de Familia número 5 de Morón.

El momento exacto en que firman la guarda de Sol. Inolvidable recuerdo.

“A Sol la vimos luego de otras entrevistas. Mientras esperábamos, vi ingresar a una niña acompañada por un adulto. Luego, pasó por al lado nuestro, la observé y me di cuenta que era ella”, sonríe Sergio.

“Fue muy emotivo, pasamos a conocerla y nos abrazamos. Le regalamos algunas cositas y en especial un cuaderno con fibras. Sergio le pidió que dibujara su mano y luego fuimos superponiendo la mano de cada uno. En la segunda entrevista nos regaló cartas que decían ´mamá´, `papá` y ´hermano´. Además, a Facu le obsequió una remera. Cuando nos despedimos nos dijo: ´Chau Mami, Pa y Hermanito´”, recuerda Viviana, con un nudo en la garganta.

Sol vive en la casa con su nueva familia desde el 3 de mayo y el 14 recibieron la hermosa noticia de que les otorgaban la guarda, un pasito más para la conformación de esta hermosa familia.

“A Sol la vimos luego de otras entrevistas. Mientras esperábamos, vi ingresar a una niña acompañada por un adulto. Luego, pasó por al lado nuestro, la observé y me di cuenta que era ella”, sonríe Sergio.

“Desde el primer momento fue un apego tremendo. Es muy cariñosa, más allá de su problema de dicción habla un montón, tiene personalidad y carácter. Ella es muy cariñosa con Facu, lo tomó como un ídolo. Realiza historias en Instagram hablando de su hermano”, expresa el papá de Facu y de Sol.

“Verlos conformar una familia con dos adolescentes me llena de esperanza para muchos otros chicos que sueñan con una familia como esta. Conocer su historia, recoger su ejemplo, apunta a que más personas que buscan conformarse como familia consideren adoptar niños grandes. Lo más importante es tomar una decisión responsable y prepararse previo a la inscripción y durante la espera. Alentarse al ejercicio reflexivo sobre las fortalezas, las dudas y los dilemas que de una u otra manera es necesario revisar para acomodarse ante los cambios que traerá la adopción. Y de ser posible y sentirlo propio, ajustar su perfil adoptivo, tomando en cuenta las edades de niñas niños y adolescentes en estado de adoptabilidad”, expresa Bloch.

Los 4 disfrutando de una salida juntos.

¿De qué manera la llegada de Sol cambió la rutina de la familia?

Revolución total. Siempre de manera positiva, es un desafío nuevo.

¿Cómo son ustedes como mamá y papá?

Amorosos, queremos estar presentes y cuidarlos. Vivimos tiempos complicados con la seguridad, es nuestra gran preocupación que nada les pase. Los aconsejamos mucho. Les enseñamos la importancia de superarse y de disfrutar la vida.

¿Qué les dirían a los que no se animan a adoptar chicos más grandes?

Que se animen, ellos son los que nos adoptan igualmente y son muy conscientes de la necesidad de formar una familia. Si uno quiere ser padre, nada tiene que ver si los hijos son o no genéticamente parecidos. Lo que hace a las personas son las emociones, tenemos la oportunidad de equilibrar la balanza de la vida de esos niños que buscan una familia, podemos recomponer el vínculo con los adultos, tener en cuenta que ellos sufrieron por otros adultos y perdieron la confianza. Solo con amor, comprensión, paciencia y templanza diaria el derecho a que tengan una familia es posible. La adopción no es un plan B, es el plan A.

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