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Pruebas Aprender: desde hace 10 años, sigue estancado el mal desempeño en matemática

El gobierno nacional difundió los resultados definitivos de las pruebas Aprender 2023. En diciembre pasado, el Ministerio de Educación que estaba a cargo de Jaime Perczyk hizo una presentación fuera de calendario en donde informaron datos preliminares.

Esta vez, para llegar a la base definitiva se agregaron 4003 casos y la versión final no presentó cambios significativos: apenas una variación del 0,4% respecto del reporte anterior, según el informe final de la Secretaría de Educación de la Nación, que encabeza Carlos Torrendell.

A su vez, informaron que en una revisión histórica desde 2013 identificaron una inconsistencia en los datos de 2021. “Fue un error técnico. No tenemos ningún tipo de evidencia para afirmar que fue intencional”, aclaró María Cortelezzi, subsecretaria de Evaluación en Información Educativa que señaló que se le informó a la gestión anterior sobre el fallo en el procesamiento de la base de datos de se año, como así también a los ministros jurisdiccionales a quienes les entregaron un informe.

El mayor impacto fue en lengua. Originalmente, entre 2018 y 2021 la diferencia de estudiantes que se ubicaban en los dos niveles más bajos era de casi 20 puntos porcentuales. En 2018, 24,7% no alcanzaba el nivel satisfactorio y en 2021 esa proporción era del 44%. Con los resultados de 2021 corregidos la proporción de estudiantes en los dos niveles más bajos es menor: la diferencia entre 2018 y 2021 es de menos de 5 puntos porcentuales (4,4) y no de 19,3, como se había publicado originalmente. En 2018, 24,7% no alcanzaba el nivel satisfactorio y en 2021 la proporción es de 29,1%.

“Es una política de Estado fundamental. Hace 30 años que tenemos evaluaciones que hoy cuentan con legitimidad indiscutida. Esperamos que Aprender siga siendo esa información que habilite reflexiones”, apuntó Cortelezzi. Las pruebas Aprender son el dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes en lengua y matemática de los estudiantes argentinos

Destacaron, a su vez, que uno de los objetivos de la gestión es fortalecer los procesos de evaluación y los controles de calidad. En ese sentido, entre otras medidas, proponen una revisión externa de los procesos y resultados previo a la publicación.

La mitad de los estudiantes de sexto grado (48,6%) no alcanza el nivel esperado en matemática. Mientras que en lengua no lo logran uno de cada tres (33,6%). Estos resultados evidencian una desmejora respecto a 2022.

En esta última asignatura, los estudiantes mejoraron con respecto a 2013. Aunque el progreso que muestran los datos entre ese año y 2018 se ha revertido y esta última foto representa un deterioro desde 2021. En matemática no se han conseguido cambios significativos en los últimos 10 años y los resultados reflejan un estancamiento, además de una tendencia a la caída de los estudiantes que alcanzan el nivel avanzado.

“La evaluación continúa siendo una herramienta de producción de información valiosa. La información y los recursos tiene que servir para implementar mejoras”, consideró Torrendell. Y agregó: « Estamos desafiados a seguir mejorando las políticas de evaluación”.

Remarcó que uno de los problemas de la educación de hoy es la dispersión. “El formato es por agregación, se van sumando materias. Algo análogo pasa con las políticas educativas y así llegamos a 170 programas educativos, algo inmanejable”, describió.

En ese sentido, señaló que uno de los movimientos que está intentando llevar adelante en su gestión es “focalizar” y bajo esa lógica definió al Plan de Alfabetización como una “política focalizada acordada con todas las provincias”. El martes pasado, las 24 jurisdicciones del país aprobaron de manera unánime el Compromiso Federal por la Alfabetización por lo que el programa que cada una de las provincias había presentado en la reunión anterior quedó “enhebrado” en el nacional que, según dijeron, será también prioridad en otras áreas del Ministerio de Capital Humano. “En un contexto de dificultades socioeconómicas es muy importante avanzar en la alfabetización”, afirmó Torrendell.

Con el objetivo de conocer y analizar las dimensiones vinculadas con el proceso de alfabetización, en noviembre próximo se evaluará a los alumnos de tercer grado en el área de lengua. Esta nueva evaluación –bienal, de carácter muestral y por jurisdicción– no reemplazará a la que se realiza en sexto grado, será complementaria. La última prueba Aprender para ese nivel se realizó en 2016. Además, en octubre próximo se realizarán las de la secundaria.

Gestión pública y privada

Los resultados de lengua y matemática mejoran en las escuelas de gestión privada. En el caso de la primera, un 15,9% de los alumnos de los establecimientos privados no alcanzan el nivel deseado, mientras que en el caso de los estatales, la cifra asciende a 39,9%. En matemática, son 55,1% los chicos de escuelas públicas quienes se encuentran por debajo del nivel satisfactorio, mientras que en las privadas son 30,5%.

La desigualdad también queda expuesta al analizar los resultados por niveles socioeconómicos. A mayor poder adquisitivo, mejores son los resultados.

En lengua, un 50,2% de los estudiantes del nivel socioeconómico bajo se ubica en los dos niveles de desempeño alto: satisfactorio y avanzado. Mientras que para los de niveles socioeconómicos altos, la cifra asciende a 82,4%. Hay 32 puntos porcentuales de diferencia entre ambos. Para matemática, apenas el 38,6% de los alumnos de nivel social bajo alcanza los niveles de desempeño más alto cuando en los de sectores altos la cifra asciende al 70,1%.

En el informe presentado, además, analizaron otros factores que influyen en el desempeño de los estudiantes. En ambas asignaturas, por ejemplo, a mayor antigüedad del directivo en la escuela, mejor es la performance de los alumnos.

El informe también concluye que no se observa una relación entre la cantidad de horas que asisten los estudiantes a la escuela y su nivel de desempeño. “Debemos acompañar con mejores recursos físicos y didácticos las horas en la escuela y repensar cómo acompañar a los directivos”, consideró Cortelezzi.

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