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River: luego del abucheo, Martín Demichelis no habló sobre el público, y Miguel Borja celebró el incentivo extra

Esta vez la formación fue anunciada por los altavoces bastante antes que lo habitual. Unos cincuenta minutos, en vez de los usuales quince, diez. El Monumental, un día hábil a la noche, estaba bastante más despoblado a esa hora. Menos gente iba a expresarse sobre Martín Demichelis, el entrenador al que antes de otros partidos había reprobado sonoramente. No hubo forma: cuando se mencionó el nombre del director técnico luego del del último de los suplentes, los silbidos y los abucheos superaron por goleada a los aplausos. La eliminación a manos de Temperley por Copa Argentina y la derrota amarga, de juego deslucido, contra Argentinos Juniors por la Liga Profesional habían calado hondo en los hinchas. Y el compromiso con Táchira, de Venezuela, en el cierre del grupo H por la Copa Libertadores era la primera oportunidad de manifestar respaldo o rechazo a Demichelis luego de los dos cimbronazos.

Pasó el encuentro. River tardó en abrir el tanteador, pero le sobraron chances. Y tardó mucho en liquidarlo, también después de numerosas ocasiones. Le salió todo: el 2-0 lo dejó al frente definitivamente no solamente en la zona, sino también en la clasificación general de los 32 equipos de la etapa, con la consecuente ventaja de definir como local las tres posibles series de playoffs (octavo de final, cuarto y semifinal). Ya no hubo reproches masivos al DT en la noche, pero había sido tan estentóreo lo del prolegómeno, que era imposible olvidar el fenomenal repudio a un hombre de la casa.

Compacto de River 2 vs. Táchira 0

Sin embargo, el que se suponía sería el tema principal de la rueda de prensa no apareció. Hubo un silencio atroz al respecto, quizás por la incomodidad que implicaba tratar el asunto, o por las respuestas que el propio Demichelis había dado sobre lo mismo en las dos conferencias anteriores frente a los periodistas. No se preguntó sobre eso, y el entrenador no abordó de motu proprio la cuestión.

Sí se refirió a los sacudones que habían sido ambos resultados, a lo pobre de River en la segunda mitad del enfrentamiento en La Paternal. “Cuando le ganamos acá a Belgrano dije que venía una semana difícil porque tendríamos Libertad, Belgrano y Temperley, tres competiciones en una semana. Y muchas veces eso genera una dificultad. Después de perder con Temperley, o de quedar eliminados, sufrimos un golpe anímico. Veníamos de tres partidos bien jugados y ganados de forma contundente acá, en el Monumental. Eso nos movilizó, nos golpeó. Quisimos mostrar una reacción en Argentinos, y creo que el segundo tiempo fue el peor de los que hemos jugado desde que estoy acá. En vez de reaccionar sufrimos otro tropiezo. Pero tenemos un gran grupo. Somos bastante unidos, de hablar mucho, de trabajar muy bien”, comentó, después de que hablara junto a él Matías Kranevitter, que por decisión suya había recuperado ante Táchira la titularidad, al cabo de un buen tiempo.

Demichelis fue elusivo también al tocar el tema de las incorporaciones, del que no quiere hablar hasta el receso, y no prefirió a algún oponente en particular para la primera etapa de los playoffs por la Copa Libertadores.LA NACION/Gonzalo M. Colini

“En estos días tuve la oportunidad de decírselo a Enzo Francescoli: cuando ves que el grupo responde en un entrenamiento y que los chicos se desviven por revertir una situación adversa, incluso los que vienen jugando menos –los días post partido son aquellos en los que más tienen que entrenarse–, el grupo muestra que está vivo y acepta la situación de haber quedado eliminado. Somos los primeros que sufren tristeza cuando River queda eliminado”, continuó, convencido de que había que “seguir trabajando para corregir, incluso corregir las cosas buenas”.

Celebró ese primer puesto general en la rueda de zonas de la Copa, claro. “Hicimos una gran fase de grupos, nos inspira para seguir trabajando con armonía. Con mucha fe”, se alegró, sin preferir un adversario para lo que viene. “Nadie tiene la certeza. Este juego no es para nada previsible”, descartó que haya facilidades en el octavos de final. Y habló un poco sobre incorporaciones. Guardando información: “Cuando terminemos el partido con Riestra nos sentaremos con la secretaría técnica para ver qué hacemos. Insisto en que no es momento de hablar de un mercado, de quién puede llegar. No hice público ningún nombre. De esas cosas hablo puertas adentro con la secretaría técnica. Todavía no es el momento”, advirtió el director técnico.

En el campo se había expresado Miguel Ángel Borja. Durante el partido, con dos goles que prolongaron su pletórico presente, y después, ante la televisión, con una sonrisa algo pícara. El colombiano sí habló sobre los hinchas. Positivamente. “Agradecemos a la afición porque nos acompañó en esta primera parte del torneo. Era un objetivo principal. Aparte, porque había una motivación extra de parte de los directivos. Entonces hoy estamos contentos por eso”, soltó, sugerente.

¿Qué era esa “motivación extra”? “Tú sabes, tú sabes. Hablo de que siempre se pacta, ¿no? Cuando se termina primero hay un incentivo extra, y le apuntamos a eso. Terminamos el calentamiento, íbamos a salir y nos dimos cuenta de que Palmeiras había empatado, y estaba todo dado para llevarnos ese premiecito que nos tienen ahí”. No lo explicitó, pero evidentemente aludió a una recompensa de dinero por el primer puesto general entre los 32 clubes de esta instancia de la Libertadores. El 0-0 de Palmeiras con San Lorenzo en Brasil ya había inalcanzable a River en caso de que venciera a Táchira, no de que igualara. Y aunque ese primer tanto tardó en aparecer, iba a caer de maduro: el local hizo 32 remates, de los cuales 10 fueron efectivamente al arco, y el cuadro venezolano ni siquiera pateó hacia la valla ajena.

“Los asfixiamos en casi todo el primer tiempo, ellos no tuvieron situaciones de gol”, graficó Claudio Echeverri, también apenas terminado el partido. “El equipo jugó muy bien”, se complació Diablito, ya no tan lejos temporalmente de su partida al fútbol inglés. No se cree tan lejos, tampoco, de una posible conquista del trofeo.

“Hicimos un gran trabajo por la Copa Libertadores. Estamos muy bien. Salimos primeros en la general y definiremos como locales. Eso una motivación extra, algo muy lindo porque sabemos lo fuertes que somos acá”, se complació el juvenil, en una noche en que todo fue felicidad para River. Salvo el momento amargo del trato de los simpatizantes al entrenador, claro.

LA NACION

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