lunes, 23 diciembre, 2024
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Genes denisovanos dieron ventajas ambientales a los humanos modernos

Los extintos denisovanos que se cruzaron con los humanos modernos transmitieron algunos de sus genes a través de múltiples y eventos de cruzamiento que ayudaron a dar forma a la historia humana temprana.

En 2010, se publicó el primer borrador del genoma de Neandertal, y las comparaciones con los genomas de los humanos modernos revelaron que los neandertales y los humanos modernos se habían cruzado en el pasado.

Unos meses después, el análisis de un genoma secuenciado de un hueso de un dedo excavado en la cueva de Denisova en las montañas de Altai en Siberia reveló que este fragmento de hueso pertenecía a un grupo de homínidos recientemente descubierto que ahora llamamos denisovanos, que también se cruzaron con los humanos modernos.

«Este fue uno de los descubrimientos más emocionantes en la evolución humana en la última década», dijo en un comunicado la Dra. Linda Ongaro, investigadora postdoctoral en la Escuela de Genética y Microbiología del Trinity College de Dublín, y primera autora de un nuevo artículo de revisión publicado en Nature Genetics.

«Es un error muy común pensar que los humanos evolucionaron de forma repentina y ordenada a partir de un ancestro común, pero cuanto más aprendemos, más nos damos cuenta de que se produjo un mestizaje con diferentes homínidos que contribuyó a dar forma a las personas que somos hoy.

«A diferencia de los restos neandertales, el registro fósil de los denisovanos consta únicamente de ese hueso del dedo, una mandíbula, dientes y fragmentos de cráneo. Pero al aprovechar los segmentos supervivientes de los denisovanos en los genomas de los humanos modernos, los científicos han descubierto pruebas de al menos tres eventos pasados por los cuales los genes de distintas poblaciones de denisovanos se abrieron camino hasta las firmas genéticas de los humanos modernos».

Cada uno de ellos presenta diferentes niveles de parentesco con el denisovano de Altai secuenciado, lo que indica una relación compleja entre estos linajes hermanos.

En el artículo de revisión, el Dr. Ongaro y la profesora Emilia Huerta-Sánchez describen la evidencia que sugiere que varias poblaciones de denisovanos, que probablemente tenían una amplia distribución geográfica desde Siberia hasta el sudeste asiático y desde Oceanía hasta Sudamérica, se adaptaron a entornos distintos.

Además, describen una serie de genes de origen denisovano que dieron a los humanos modernos ventajas en sus diferentes entornos.

El Dr. Ongaro agregó: «Entre estos hay un locus genético que confiere tolerancia a la hipoxia, o condiciones de bajo oxígeno, lo que tiene mucho sentido, como se ve en las poblaciones tibetanas; múltiples genes que confieren una mayor inmunidad; y uno que afecta el metabolismo de los lípidos, proporcionando calor cuando se estimula con el frío, lo que confiere una ventaja a las poblaciones inuit del Ártico.

«Existen numerosas direcciones futuras para la investigación que nos ayudarán a contar una historia más completa de cómo los denisovanos impactaron a los humanos modernos, incluidos análisis genéticos más detallados en poblaciones poco estudiadas, que podrían revelar rastros actualmente ocultos de la ascendencia denisovana. Además, la integración de más datos genéticos con información arqueológica -si podemos encontrar más fósiles de denisovanos- ciertamente llenaría algunos vacíos más».

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