miércoles, 12 marzo, 2025
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Haciendo Camino: cuatro historias de mujeres que transformaron su realidad

En el Día de la Mujer, compartimos cuatro historias: tres de superación y una de solidaridad. Se trata de integrantes de la ONG “Haciendo Camino”, que cuentan una partecita de sus vidas y reflejan la resiliencia de miles de mujeres en situaciones de contrariedad y pobreza, Con acompañamiento y apoyo, muchas transformaron sus vidas y las de sus hijos.

La ONG la fundó en 2006 Catalina Hornos. Y en estas dos décadas lograron armar catorce centros de capacitación que funcionan en pueblos de Salta, Chaco y Santiago del Estero. Por sus espacios abiertos a mujeres vulnerables, madres solteras y de familias numerosas, ya pasaron 3562 personas que aprendieron un oficio, aprendieron de nutrición y participan de emprendimientos comerciales artesanales. O sea, recorren un camino recibiendo herramientas para enfrentar un futuro con mejores oportunidades.

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Catalina Hornos

La mujer que tiene el secreto de crear tiempo

Catalina Hornos tiene el secreto de fabricar tiempo. Es la única forma en que puede haber logrado lo que hizo en apenas dos décadas. En pocas palabras: Cata era una típica chica de Recoleta, con buena educación privada, misionera en sus veranos, psicopedagoga y psicóloga. En el 2006 fundó “Haciendo Camino”, una ONG dedicada a desarrollar programas contra la desnutrición infantil, mejorar la salud de madres y chicos y ofrecer talleres con salida laboral concreta y posible en algunas de las provincias más pobres de la Argentina.

En apenas 19 años, su ONG creció al punto de tener funcionando a pleno 14 centros propios en Salta, Chaco y Santiago del Estero. “Esos centros combinan Espacios de Primera Infancia donde damos tips de crianza, nutrición y cuidados de los chiquitos. Y en otros espacios organizamos talleres y escuelas de oficios, buscando capacitar a las mujeres en tejido, costura, cestería, huerta, sublimación, carpintería y gastronomía”, le contó a PERFIL.

Hoy, en “Haciendo Camino” trabajan -en forma fija, full o part-time- 185 personas. A lo que hay que sumar 200 voluntarios. Y una cantidad de padrinos y madrinas que aportan dinero para sostener esta estructura, dado que el 95% del presupuesto anual de la ONG son donaciones. “Sólo el 5% nos llega del Estado”, dijo. En los últimos tiempos, los talleres sumaron charlas de educación financiera, clases sobre cómo entender los costos, poner los precios justos y cómo administrar la plata que ganan en los mini-emprendimientos productivos.

¿Y por qué conoce el secreto del tiempo? Porque mientras hacía toda esa obra social, junto su pareja, criaron 12 hijos, el último, un bebé de 7 meses. “Cuatro son biológicos, siete adoptados, una del matrimonio anterior de mi pareja y se suman ahora dos ‘ahijados’ de 3 y 4 años que están parando en casa”, le aclaró a PERFIL, mientras ajusta los detalles para el inicio de clases de toda su prole. El resumen de su filosofía es bíblico: “La idea no es dar pescado, sino enseñar a pescar. Y que las familias aprendan las herramientas para que ellas, con su esfuerzo, puedan mejorar sus condiciones de vida.

Natalia Ramírez

“La más valiosa de las redes es la social”

Nati (38) es licenciada en Trabajo Social, trabaja en la ONG HC hace 13 años y dirige el Centro de Autonomía. “Nosotros apuntamos a la educación y a la capacitación de la mujer porque consideramos que son el pilar de la familia. Y que si logramos que aprendan conceptos y se empoderen, va a haber un cambio en esa familia”.

Nati recordó que a veces llegan a los centros de HC “mamás buscando leche y pañales. Y cuando les explicamos que también implica trabajo, hacer cursos, aprender, algunas se van a buscar a otro lado. Pero muchas sí se enganchan y empiezan con la capacitación. Y con el tiempo se van sumando a las actividades y formando una verdadera red social”.

La trabajadora explica que “le damos más tiempo y apoyo a mamás que son analfabetas, indocumentadas, adolescentes, o que sufren algún tipo de violencia. Y muchas mamás vienen con sus chicos a los talleres”.

¿Qué te puedo comentar de la experiencia de Haciendo Camino? Para mí es una experiencia maravillosa. Estoy muy orgullosa del lugar en el que trabajo, de las cosas que hacemos. Estoy convencida de que tiene un alto impacto en las familias. Y lo he visto: hoy hay niños que me saludan y los conozco desde bebés. Y mamás que vemos teniendo un oficio.

Nati contó uno de los “casos de éxito”: nuestra actual profe de carpintería fue la primera alumna que tuvimos -hace años- cuando empezamos con los talleres. Eso nos da la pauta de que vamos por el camino correcto para poder trabajar de lo que a uno le gusta”.

Por supuesto, Nati es realista y admite que “claro que, obviamente, tenemos nuestras historias tristes y difíciles». Pero creo que también eso es parte de la vida y nos demuestra que, a pesar de todo, hay que seguir para adelante”.

Jaqueline Lescano

“Fue muy impresionante que me llamaran ‘profesora’”

Jackie recuerda que llegó al “Centro de Autonomía” de “Haciendo Camino” e ingresó al taller de carpintería. “Ahí aprendí habilidades, pero también herramientas de desarrollo personal”. Al terminar, pasó al taller de tejidos. Pero ya no tanto por vocación, sino porque “ahora no quería alejarme de la ONG”. Desde la organización cuentan que pasó el tiempo y como ella seguía firme en las actividades, “le ofrecimos ser referente para el espacio de “Educación Temprana en Casa” (ETEC). Y en ese momento empezó a entender los secretos de la ayuda y la importancia del acompañamiento personalizado que hace la ONG con las familias”.

Como referente de ETEC, su trabajo era visitar a las mamás de la Red y capacitarlas en temas de crianza positiva de los chicos, promoviendo el aprendizaje a través de juegos. Pasó el tiempo y, por su compromiso y dedicación, le ofrecieron convertirse en profesora del Taller de Carpintería. Eso fue otro desafío y todavía recuerda el impacto que tuvo en ella el simple hecho de que la llamaran “profesora”.

También caminó el sendero de descubrir en la docencia una oportunidad para transmitir conocimientos y empoderar a otros. Integrando lo aprendido en los talleres, Jackie comenzó a producir souvenirs y regalos desde su casa para poder vender online y generar ingresos económicos.

En su comunidad, su incursión en la carpintería generó considerable asombro por ser mujer: muchos se sorprendían cuando compraba insumos en los negocios especializados. Incluso recuerda: “en la ferretería me llegaron a preguntar para qué quería los materiales, si yo era mujer”. Hasta su familia, al ver las creaciones terminadas, le preguntaba quién las había hecho.

Hoy, Jackie cuenta con un trabajo estable y transmite la importancia del esfuerzo y la perseverancia, valores que guiaron su propio camino de crecimiento y transformación.

Sonia Arias

“Dar clases me sirve para seguir aprendiendo”

Sonia forma parte del centro de “Haciendo Camino” en Añatuya desde hace ya ocho años. Empezó trabajando en una empresa textil del pueblo, que, luego de un año, cerró. Sin otros recursos,y siendo mamá de una nena, empezó a ir al centro de la ONG. Comenzó otra vez como alumna, pero ya era suficientemente buena en el oficio al punto de ser la profesora responsable del Taller de Costura de Añatuya. Y ella es la que, ahora, acompaña a las recién llegadas a iniciar su propio proceso de aprendizaje.

Sonia es mamá de dos hijos adolescentes que, como a todas las familias, le demandan mucho tiempo. Por eso encontró en la costura y en la enseñanza una oportunidad. “En los horarios donde no hay clases, en el espacio de la ONG podemos aprovechar las máquinas de costura para hacer nuestras propias producciones y vender esos productos para generar algún ingreso”. Y, de paso, crecer profesionalmente. Por ejemplo, está organizando un taller de sublimado. Y, de la mano de HC, además de enseñar en el taller de costura a sus quince alumnas actuales, también se animó a armar su emprendimiento: «Toque de Ángel».

“Las clases que dictó en el Centro también me ayudan a seguir aprendiendo y a aplicar eso a mi empresa”, le contó a PERFIL.

¿Qué hace? “De todo: manteles, cartucheras, remeras y camisas y hasta pañuelos bordados que hemos exportado a Europa. Por otra parte, haciendo pruebas, armamos set materos y otros encargos artesanales. “Enseñar no solo beneficia al que aprende, también a quienes enseñamos. Es una oportunidad única”, dice.

Para Sonia, «Haciendo Camino» fue clave tanto en lo personal como en lo profesional. “Aprender un oficio no sólo me permitió mejorar, sino también ayudar a otras mujeres a generar sus propios ingresos y construir un futuro”.

Contacto:
Para poder acercarse a esta ONG se puede escribir a [email protected] o visitar el sitio https://haciendocamino.org.ar/

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