martes, 15 abril, 2025
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La noche de festejos y presagios sobre el dólar en la Casa Rosada

Cuando el viernes a las 22.26, hora argentina, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional comunicó la aprobación del nuevo programa de 20 mil millones de dólares, con un primer desembolso de 12 mil millones que llegará el martes, Javier Milei estaba reunido con Luis Caputo y varios ministros en el primer piso de la Casa Rosada. “Ya está -dijo uno de ellos- larguen la cadena nacional”. Pero en ese momento vibró el celular del ministro de Economía. Tenía cientos de mensajes de WhatsApp, pero al tope aparecía uno de Kristalina Georgieva, que lo felicitaba por el acuerdo. Caputo exhibió el celular como si fuera un trofeo y leyó el texto en voz alta. Milei lo desafió: “Contestale con el sticker de nuestro abrazo”.

En la mesa del Salón Sur todavía quedaban restos de empanadas y bebidas. El Presidente iba, venía, lucía exultante. Manipulaba el celular y se abrazaba con todos los que se cruzaba. Él mismo había tomado la decisión, ya hace bastante tiempo y pese a que en público había dicho otra cosa, de que el día del anuncio del FMI iba a ponerle fin al cepo cambiario. Lo sabían pocas personas, muy pocas. Mantuvieron el secreto y hasta despistaron internamente a los funcionarios que consideran menos confiables: les dijeron que el fin de las restricciones con el dólar se produciría, en el mejor de los casos, poco antes de las elecciones. Para que el efecto sorpresa fuera mayor, le transmitieron lo mismo a periodistas que recitan el credo libertario, que no tardaron en contarlo en sus programas.

El tembladeral en los mercados que provocó Donald Trump con la suba de aranceles a los productos que ingresan a Estados Unidos, la resistencia de la Unión Europea y las réplicas que amenazaban desde China contra la administración trumpista generó días de estrés. No faltó quien se preguntara si no era conveniente postergar la decisión de liberar el dólar.

Coincidía, además, con la pérdida de reservas del Banco Central -el mismo viernes resignó 398 millones y acumuló un saldo negativo de 798 millones en lo que va de abril-, la suba de los dólares paralelos y el incremento del riesgo país, que en un momento de la semana llegó a atravesar la barrera de los mil puntos básicos. El Indec también preparaba malas noticias. La suba de precios de febrero, que fue mayor a la de enero (de 2,2% pasó a 2,4%), sería insignificante comparada con el salto de marzo. El 3,7% asombró, incluso, a varios ministros. Un mazazo para los consumidores (la carne se incrementó entre 4 y 8,5%) y para el relato oficial.

Pero varios días antes de que se conociera el dato del Indec, se produjo un hecho clave que terminó de despejar las vacilaciones del equipo libertario. Fue cuando el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, se contactó por teléfono con Caputo. No era la primera vez que hablaban, pero en el Gobierno -al enterarse- les llamó la atención que se diera en el marco de la guerra por el comercio internacional y cuando Bessent recibe decenas de pedidos de audiencia.

—¿Necesitás que vaya a Argentina? —preguntó Bessent.

—¿La verdad? Nos vendría bárbaro porque coincidiría con el acuerdo con el Fondo —contestó el ministro.

Acordaron que sería el lunes 14. En el Gabinete se conversó sobre la cuestión, aunque ningún ministro preguntó si eso representaba nuevos giros de dinero o algún anuncio. Hay versiones encontradas sobre ese punto. “Viene para la foto y eso ya es demasiado”, dicen algunos. “Viene para la foto y algo más”, aseguran otros. Bessent se reunirá con Caputo por la mañana y a la tarde verá a Milei.

La confirmación de su presencia fue el último envión para anunciar que se quitaba el cepo. En el Triángulo de Hierro, a esa altura, sabían que el desembolso inicial del FMI sería mayor al previsto -12 mil millones de dólares para el martes y otros 3 mil antes de fin de año- y en el Ministerio de Economía, en paralelo, cerraban créditos con el BID, el Banco Mundial y otros organismos por US$ 6.100 millones para 2025.

“Es el dinero que necesitábamos para salir sin riesgos del cepo”, dicen en la cima del poder. Y repiten, y hacen repetir, una frase para convencer a los escépticos: “Esta vez es distinto”. Se refieren a que, a diferencia de muchos de los otros acuerdos con el FMI -22, en total, desde el compromiso adoptado por Arturo Frondizi en 1958- ahora hay superávit fiscal, restricción en la emisión de pesos y un ajuste feroz en el gasto.

Está por verse si la excitación que se transmitía el viernes en la Casa Rosada se traduce en confianza. Los mercados darán su primer veredicto el lunes. El dólar mayorista, que cerró la semana a $ 1.074, pasará a oscilar dentro de un corredor que tendrá un piso de $ 1.000 y un techo de $ 1.400. Es el fin del crawling peg, el sistema que hacía subir el dólar 1% por mes. Ahora, dentro de aquella zona de bandas, el tipo de cambio podrá fluctuar libremente; si se perforan las bandas, el Banco Central intervendrá en función de la oferta y la demanda.

Eso explicaron Caputo y el Presidente. El ministro respondió decenas de preguntas, mientras Milei seguía la conferencia con sus principales colaboradores y escribía en X que el que hablaba era el mejor ministro de la historia. Al finalizar la conferencia, grabó la cadena nacional de 22 minutos, que leyó de un tirón, a excepción de un tramo, que se grabó dos veces, ante la mirada de Karina y Santiago Caputo.

Después de la difusión, Milei preguntó por el rating de Ibope. Le dijeron que hubo un pico de 29 puntos. “Parecido a un River y Boca”, le contaron. Milei lo celebró. Lo que no le dijeron fue que el pico se dio en el inicio, cuando la cadena irrumpió en la pantalla de los televidentes que estaban viendo otra cosa en ese momento. El rating no subió por la expectativa, al contrario, bajó unos puntos.

¿A cuánto abrirá el dólar este lunes? Esa pregunta no tiene respuesta. En Balcarce 50 manejan algún número, pero se guarda bajo siete llaves. En el Gobierno, créase o no, buscan restarle trascendencia, aunque asumen: “Habrá volatilidad los primeros tiempos”. Si la moneda escala y se a cerca de los $ 1400 se trataría de una devaluación del peso cercana al 30%. Los presagios oficiales sostienen que no trepará a esa cifra. “No hay pesos”, dice un funcionario de Economía. “Y si sube fuerte, después va a bajar”, acotan en el Ejecutivo.

Sobre los riesgos del levantamiento del cepo empieza a hacer eje la oposición, que tiene a la cabeza a Cristina Kirchner. La ex presidenta augura un fracaso. Es lo que vislumbra, pero -ante todo- es lo que desea para que su voz, ya afectada en su propia feligresía, mantenga algún peso. Axel Kicillof, su discípulo preferido hasta no hace tanto, le acaba de provocar un golpe político. El gobernador anunció el lunes la fecha de las elecciones (7 de septiembre) y evitó hacerlas el mismo día que las nacionales, en contra de lo que quería la jefa del PJ. La mayoría de los intendentes bonaerenses apoya a Kicillof. Cristina amenaza con ser candidata a la Legislatura bonaerense, a la que muchos llaman hoy “la caja de los Chocolates”. El ocaso suele ser implacable.

En la Casa Rosada, inmiscuidos en sus propias crisis desde hace por lo menos dos meses, miran la interna del PJ con desdén. El clima pasa más que nunca por recobrar la iniciativa. La apuesta es crucial. “Nos jugamos el Gobierno con la salida del cepo”, arriesgaba el viernes a la tarde uno de los funcionarios más importantes.

Los asesores de Milei trabajan en un plan de instalación de temas parlamentarios que ayuden a ganar tiempo hasta tanto -dicen- el temblor económico pase y el modelo dé muestras de despegue. En el borrador hay unas treinta y cinco propuestas, varias de alto impacto, polémicas y con atractivo mediático para el debate y la división de aguas en el Congreso y en la calle. Entre ellas: una reforma migratoria.

El cambio apunta a endurecer los requisitos para la residencia de los extranjeros en la Argentina y para la obtención del pasaporte. Apuntaría, también, a facilitar los procesos de deportación para quienes viven aquí de manera irregular y, sobre todo, para quienes cometan delitos: la idea es que sean expulsados inmediatamente si son atrapados in fraganti por la Policía. La iniciativa contempla que los extranjeros paguen por sus servicios en todo el territorio nacional, especialmente el de salud, si no cuentan con DNI. El proyecto crea una Visa de Inversión, esto es: quien llegue al país con determinada cantidad de dinero (no está claro aún el monto) podría beneficiarse con el pasaporte argentino de modo inmediato.

“A los opositores les va a costar pararse del lado de enfrente”, dicen quienes están al tanto de movida. La política migratoria es un tema que aparece permanentemente en los trabajos de focus group que el oficialismo realiza para monitorear el humor social, recopilar información y rasgos demográficos de los distintos estratos sociales.

Milei quiere sacar la reforma migratoria por decreto. Lo tiene casi listo. Habrá novedades muy pronto.

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