Con frecuencia, los dueños de gatos pueden escuchar toser a sus mascotas después de que comen muy rápido o por una bola de pelos que les queda atorada en su interior. Sin embargo, cuando esta reacción es persistente puede ser una señal de alerta que indica que algo no anda bien en el sistema respiratorio del felino.
Detectar la causa exacta de este síntoma resulta fundamental para aplicar el tratamiento correcto y evitar complicaciones en la salud del animal. Ignorarla puede derivar en un diagnóstico tardío y agravar condiciones que, en muchos casos, pueden ser tratadas con éxito si se detectan a tiempo.
Los profesionales coinciden en que siempre que la tos se repita varias veces al día o venga acompañada de otros síntomas, como dificultad para respirar, cambios en el comportamiento o pérdida de apetito, es momento de acudir al veterinario.
Existen diversos motivos por los cuales un gato puede toser, y cada uno requiere una atención en particular. Aunque algunas causas son más comunes que otras, todas deben ser evaluadas por un profesional para evitar complicaciones. Entre las principales explicaciones sobre este síntoma se encuentran:
1. Alergias ambientales
Una de las causas más frecuentes de la tos felina son las alergias, similares a las que afectan a los humanos. El polvo, el polen, los productos de limpieza o incluso algunos alimentos pueden actuar como desencadenantes. En estos casos, el tratamiento se enfoca en detectar el alérgeno y retirarlo del entorno del animal. A menudo, esto requiere pruebas específicas bajo supervisión veterinaria.
2. Asma felino
Otra causa habitual es el asma felino, una enfermedad respiratoria crónica que genera inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias. Los signos incluyen tos seca, jadeo, dificultad para respirar y, a veces, silbidos al inhalar o exhalar. Puede ser desencadenado por alérgenos, estrés o infecciones, y se trata con broncodilatadores y corticosteroides recetados por el veterinario.
3. Parásitos pulmonares
Algunos gatos pueden desarrollar tos a causa de parásitos pulmonares como el Aelurostrongylus abstrusus, que se adquiere al ingerir caracoles, babosas o pequeños roedores infectados. Estos parásitos invaden los pulmones y provocan tos persistente, pérdida de peso o decaimiento. El tratamiento requiere antiparasitarios específicos y medidas preventivas para evitar nuevas exposiciones.
4. Infecciones respiratorias
Las infecciones virales, bacterianas o fúngicas también pueden estar detrás de este síntoma. Enfermedades como la gripe felina o la neumonía suelen acompañarse de tos, estornudos, fiebre y secreción nasal. El tratamiento varía según el agente causante e incluye medicamentos específicos y cuidados de reposo para la mascota.
5. Cuerpos extraños o irritación
En algunos casos, la tos puede deberse a la presencia de un cuerpo extraño en las vías respiratorias, como un pedazo de pasto, polvo o incluso un pequeño objeto que se haya tragado al jugar. Esto puede causar una tos repentina e insistente, acompañada de arcadas o intentos de expulsión. Por lo que es importante acudir al médico lo antes posible para ayudarlo a expulsarlo.
Aunque no siempre es posible evitar por completo que un gato desarrolle tos, sí hay varias medidas que pueden ayudar a reducir los riesgos y a mantener su sistema respiratorio saludable: