domingo, 8 junio, 2025
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Electricidad en emergencias: déficit estructural y la lucha de los trabajadores de SECCO

La empresa Juan F. Secco despidió a más de 30 trabajadores del sector de emergencias, desmantelando un área crítica en el marco de la crisis energética nacional. Se sabe que la generación y distribución de energía eléctrica en la Argentina es deficiente. Cortes de luz constantes, fallas en los equipos, cortes programados, precarización laboral y tercerización es lo que prima. Hace unos días, el gobierno nacional firmó un nuevo decreto en relación a la energía, el decreto 370/2025 que prorroga la “emergencia energética” del país. Se plantea que “la actividad de generación, en cualquiera de sus modalidades, destinada total o parcialmente a abastecer de energía a un servicio público será considerada de interés general”. ¿A qué se refiere el decreto con el planteo de “interés general”?

La generación y distribución de energía en la Argentina está determinada hasta el día de hoy por el proceso neoliberal de los 90 de privatización de las empresas generadoras y distribuidoras. La energía no es un bien público, accesible para todos, sino que está privatizada y cada vez más difícil de costear, a pesar de ser algo absolutamente básico para la vida.

En 1992, la empresa estatal Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA) empleaba a cerca de 23.000 trabajadores, de los cuales 22.000 estaban afiliados al sindicato de Luz y Fuerza, abarcando tanto la Capital Federal como el Gran Buenos Aires. Sin embargo, durante el proceso de privatización llevado a cabo en los años 90, SEGBA fue fragmentada en ocho unidades comerciales: tres distribuidoras (Edenor, Edesur y Edelap) y cinco generadoras (Central Puerto, Costanera, Dique, Dock Sud y Pedro de Mendoza). Este proceso estuvo acompañado de despidos masivos, disfrazados bajo el eufemismo de «retiros voluntarios». Las consecuencias fueron evidentes: mientras que en 1989 SEGBA contaba con 22.809 empleados, para 1998, con una red eléctrica en expansión, las tres distribuidoras sumaban apenas 6.837 trabajadores. En Edenor, entre 1992 y 2003, la plantilla se redujo de 7.000 a 2.391 empleados. Por su parte, Edesur pasó de 7.541 a 2.258 trabajadores en el mismo período. Este drástico recorte de personal no sólo afectó a los trabajadores y sus familias, sino que también tuvo un impacto directo en la calidad del servicio eléctrico, un problema que persiste hasta el día de hoy en Argentina.

Junto con estos casi 5 mil trabajadores de las empresas nombradas hay 20 mil trabajadores más, es decir cuatro veces más, que son tercerizados o subcontratados con diferentes formas de precarización laboral. No se les brinda capacitación necesaria, ni equipamiento de protección necesario al trabajar en líneas de media o alta tensión, poniendo en riesgo la vida de los trabajadores.

Por otro lado, juego un rol importante la interconexión territorial de larga distancia, donde el sistema Argentino de Interconexión (SADI) juega un papel central, sobre todo para darle energía al AMBA, donde se concentra el 40 % de la población del país y uno de los núcleos industriales más importantes. Un sistema realmente eficiente genera energía localmente con los recursos que están a disposición. Sin embargo, en la Argentina, muchas de las fuentes energéticas están en áreas lejanas al AMBA, como la represa Yacyretá o el Chocón, dos centrales hidroeléctricas claves para el suministro de energía del conglomerado urbano más grande del país. Esto lo podemos ver en el mapa a continuación marcado con líneas rojas, tendido eléctrico de alta tensión desarrollado a mediados de los 90. Cuanto más distancia recorre el tendido eléctrico más energía se pierde en el camino, menos eficiencia.

Una imagen clara del deterioro en la calidad del servicio eléctrico se refleja en la relación entre trabajadores y usuarios. Antes de la privatización del sector, había un trabajador por cada 100 usuarios. Sin embargo, para junio del año 2000, con el modelo privatizador ya consolidado y una red eléctrica en expansión, esta proporción se había disparado a un trabajador por cada 723 usuarios en Edesur y uno por cada 788 en Edenor. Este cambio no sólo evidencia un ajuste en la estructura laboral, sino también un impacto directo en la capacidad de atención y mantenimiento del servicio.

Durante los años de gestión kirchnerista, las empresas encargadas de administrar los servicios energéticos se beneficiaron de una política de subsidios que alcanzó niveles alarmantes. Entre los años 2007 y 2015, el Estado destinó unos 86.000 millones de dólares a subsidios energéticos. A pesar de esta monumental inyección de recursos, no se realizaron las inversiones necesarias para mejorar el abastecimiento y la calidad de un servicio. El sistema energético nacional continuó mostrando deficiencias significativas, dejando en evidencia la falta de planificación y control en un sector estratégico para el desarrollo del país.

Estos subsidios representan, en esencia, una transferencia significativa de recursos desde los trabajadores hacia los empresarios, incrementando las ganancias de estos últimos. Se trata de una apropiación de una porción considerable de la riqueza social producida, que termina beneficiando a las grandes empresas en lugar de destinarse a los sectores más vulnerables de la sociedad o la reinversión en un sistema energético autosuficiente.

Durante la gestión de Macri y la administración de Alberto Fernández, esta lógica no se modificó. Los incrementos tarifarios en los servicios públicos, especialmente en el sector energético, continuaron trasladando los costos a los usuarios mientras las empresas mantenían sus márgenes de ganancia y cero inversiones. Durante el macrismo las tarifas llegaron a aumentar hasta un 2000 % y el país se transformó en el tercero de Sudamérica en que se destina mayor porcentaje del sueldo mínimo a pagar las facturas. Luego, con el gobierno de Alberto y Cristina hubo aumentos impulsado por el ministro Sergio Massa en 2023, lo que significó subas de hasta el 500 % en las facturas de electricidad en el Área Metropolitana de Buenos Aires, sin que se registraran inversiones significativas en infraestructura o calidad del servicio.

El gobierno de Milei es una continuidad de esta política. El Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP), que opera bajo la órbita de la UBA y el CONICET, ha informado que durante el año 2024 las tarifas de la energía eléctrica experimentaron un incremento promedio del 189 %. Este aumento supera ampliamente los índices de inflación registrados, lo que ha resultado en beneficios extraordinarios para las empresas del sector energético.

Por otro lado, el reciente decreto 370/2025, publicado el pasado 2 de junio, establece la extensión de la emergencia energética en Argentina hasta julio de 2026. Este marco permite una desregulación del mercado energético, otorgando al Ministerio de Economía la facultad de ajustar las tarifas de manera mensual y discrecional, sin la necesidad de adherir a un marco regulatorio establecido. Esta medida genera preocupación en un contexto donde los trabajadores y sectores populares ya enfrentan dificultades para acceder a servicios básicos debido a los costos elevados y los salarios que están por el suelo.

El mismo decreto plantea que

en el sector de electricidad el parque generador argentino mantiene una elevada antigüedad promedio con las ineficiencias operativas asociadas; el sistema de transporte enfrenta limitaciones estructurales severas, opera con márgenes de seguridad reducidos y las principales estaciones transformadoras operan con niveles de carga superiores al noventa por ciento (90 %); y más del sesenta por ciento (60 %) de las fallas en el sector distribución tienen lugar en alimentadores de más de veinticinco (25) años de antigüedad.

Es decir que las empresas distribuidoras privatizadas como Edenor y Edesur entre tantas otras, a pesar de las enormes ganancias que tuvieron en estas décadas no invirtieron nada en la infraestructura energética, llegando a estar el conjunto del sistema en condiciones “ineficientes” y con “limitaciones severas” y con maquinarias de más de 25 años de antigüedad. En ese marco, el mismo decreto muestra que existen constantemente “fallas” en la distribución y por ello es muy necesario un grupo que se ocupe de contener esas emergencias para paliar la situación hasta que se pueda recomponer el sistema eléctrico.

Allí es donde entra la “energía delivery”, sector que se ocupa de cubrir los cortes de energía, las fallas que se producen producto de catástrofes o situaciones límite en donde sea de urgencia la puesta en marcha de generadores de energía móviles como los que ponen en pie los trabajadores de Juan F. Secco. Esta empresa tiene negocios amplísimos y está en expansión, con áreas de generación de energía a partir de diversas fuentes como biogás en el CEAMSE o con los desechos del maíz a partir de un convenio que tiene con la empresa Vicentín o con generadores móviles de energía a partir del gas o fuel oil; tiene el área de compresión de gas a partir de la “fabricación y el paquetizado de equipos para tratamiento, procesamiento, transporte y almacenamiento de gas natural en toda la cadena productiva de la industria de hidrocarburos”, como dice en su página; también construyen plantas de tratamiento de gas y petróleo para yacimientos y todo el equipamiento necesario junto con todo tipo de equipos para el movimiento de materiales como autoelevadores, apiladores, plataformas telescópicas o de tijera, manipuladores a granel, grúas, grupos electrógenos, multicargas, etc. En este marco de negocios la empresa despide a 30 trabajadores del área de provisión de energía ante emergencias y 7 trabajadores de la planta que se encuentra en el CEAMSE de Ensenada que directamente la cerró.

Es tan crítica la situación de provisión de energía en el país que CAMMESA, la Compañia Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, presentó un plan para contratar a la empresa turca Karpowerships, que posee embarcaciones generadoras de energía que se conectan a la red eléctrica y pueden brindar hasta 500 Mw por barco. Estas barcazas además de ser muy costosas producen altísima contaminación atmosférica y en las aguas en donde se instalan ya que, según un estudio a partir de una demanda en República Dominicana producto de la contaminación de áreas protegidas, plantea que

las barcazas van a operar con Fuel Oil N.O 6 o Búnker 6. Búnker C es de los más contaminantes del Planeta, conforme a los criterios del Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA o GHS, siglas en inglés por Global Harmonized System), quien clasifica este combustible de “peligroso”, porque puede provocar cáncer, daños en el sistema nervioso central y daños en los pulmones tras exposiciones prolongadas o repetidas.

Así las cosas, la empresa prioriza sus negocios y cierra una planta de generación de energía como la de Ensenada y el gobierno nacional y provincial lo avalan, aun cuando la energía no sólo no sobra, sino que falta.

La matriz energética que se fue configurando en el país es de una dependencia total de los recursos fósiles, en particular gas natural y petróleo en más de un 80 %. Las plantas térmicas para la generación de energía generan una fuerte contaminación atmosférica de gases de efecto invernadero, contribuyendo al fenómeno del calentamiento global al generar dióxido de carbono y metano

El sistema es totalmente deficitario y contaminante. Y no sólo eso, las empresas distribuidoras como Edenor y Edesur le deben a CAMMESA, es decir al Estado, más de mil cien millones de dólares, ya que pagan menos del 35 % de la energía que distribuyen mientras que a los usuarios, ante el mínimo impago le cortan el suministro eléctrico. En la tarifa de luz, que es carísima y que los usuarios se ven obligados a pagar se incluye que la empresa reconecte el servicio si hay situaciones de emergencia. Al despedir a los trabajadores de este sector y cerrar el servicio de emergencias están sacando un servicio a los propios usuarios, manteniendo el costo alto del servicio y sin siquiera pagar el conjunto de la energía que estas empresas distribuyen. Es una estafa. La lucha contra los despidos en Secco es una lucha por defender a los usuarios y sus derechos.

En este marco, los cortes de luz no sólo afectan la vida cotidiana, sino que puede implicar la posibilidad de vivir o no de personas que son electrodependientes, ya sea en sus hogares o en infraestructuras claves como hospitales. O la posibilidad de brindar energía ante catástrofes ambientales, inundaciones, incendios u otras situaciones en donde los trabajadores de la energía del sector de emergencias cobran un rol central. A ellos los están despidiendo hoy desde la empresa Juan F Secco.

Para pensar el problema de la energía hay que partir de su propia voz, experiencia y lucha.

Los Bomberos De La Luz

Así los llamó un periodista de Crónica y así lo planteó una estudiante de la UNLAM (Universidad de La Matanza) al decir que “están en todos lados, los que se solidarizan cada vez que un trabajador está peleando, cuando los estudiantes defendemos la educación pública, cuando el congreso quiere pasar leyes que van en contra de las mayorías”. Los trabajadores de emergencias de Juan F. SECCO en lucha tras los despidos de la empresa, en su mayoría trabajadores del sector de emergencias, los encargados de reconectar la energía en situaciones límite, fueron los primeros en llegar a reconectar la energía luego de las inundaciones de La Plata en amplias áreas de la ciudad. Estuvieron en las inundaciones en Río Ceballos, Córdoba; City Bell y Arana en La Plata, Virasoro en Corrientes y un largo etc. Estuvieron 7 años brindando energía en Santiago del Estero, rotando entre los trabajadores de a turnos de meses de permanencia en esta provincia, lejos de sus seres queridos y familia, poniendo el cuerpo a las emergencias. Trabajan en condiciones con frío, con nieve, en parajes recónditos y pueblos lejanos donde no llega ni la señal telefónica.

Son los «bomberos de la luz», los que llegan primero a reestablecer el servicio en cortes masivos, en catástrofes. Mientras nosotros pagamos tarifazos, a ellos los despide la empresa Secco, subsidiaria Edenor y Edesur. Hoy están luchando en Congreso junto a jubilados y otros 👇🏻 pic.twitter.com/0y5qap8ABx

— 🔴 ᴠɪʀɢɪɴɪᴀ ɢᴏ 🔴 (@mavirginiagomez) June 4, 2025

El contrato que tiene la empresa con el Estado Nacional implica que cuando hay un corte de luz generalizado en un sector del país que no se pueda recomponer rápidamente los trabajadores de SECCO se trasladan allí con containers y motogeneradores a gas o fuel oil y la posibilidad de generar hasta 9 Mw de energía. Los trabajadores están siempre a disposición como nos cuenta Mauricio:

Era una locura, yo estaba en Buenos Aires, en Moreno. Me llamaron a las 2 de la mañana para ver si a las 8 podía estar en Rosario, sin dormir. Salimos porque es nuestro trabajo. Como dicen, somos “bomberos eléctricos”. Agarramos los equipos y seguimos para Córdoba de un tiro, directo a Villa Yacanto. Hacía frío y el olor a humo era tremendo varios kilómetros antes. No se veía nada, lleno de animales muertos. Hicimos una “generación en isla” como se le dice. Estábamos a la par de los bomberos, comíamos juntos. La gente la pasaba mal. Las máquinas no andaban bien por el frío, la humedad y la altitud. Pero valió la pena porque devolvimos la energía a la gente que es un derecho que tenemos que tener. Y más aún en una catástrofe así. No sabes la satisfacción que te da cuando la gente te aplaude y te da las gracias con la reconexión, no te olvidás más. Esas cosas a uno lo marcan para siempre y te motivan a decir, por qué yo me tengo que ir de acá, por qué tiene que ser así que nos traten como descartables, ya no somos esenciales para la empresa. Esos recuerdos lindos de las emergencias donde uno pudo ayudar a los demás son los que nos motivan y nos dan fuerza para pelear por mi laburo. Me robaron mi trabajo y quiero que me lo devuelvan. Pero ellos son así, no cambian más. Decí que con la agrupación le paramos el carro varias veces. Lo único que va a cambiar esto es que sigamos en la lucha y con el apoyo de todos.

Otro de los trabajadores de Secco planteó durante la marcha de Acompañantes Terapéuticos y personas con discapacidad de este miércoles “Nosotros desde la asamblea tenemos un compromiso de apoyo con todos los sectores en lucha, por eso estamos acá como cada miércoles porque es nuestro futuro”. Juanjo subió al escenario en la marcha de jubilados junto con el aniversario del 3J para no sólo difundir su reclamos planteando que “hoy estoy acá porque soy padre de dos mujeres y el hijo de una madre, se tiene que acabar ese machismo ridículo”.

Están seguros y practican sin cesar que “la unidad es el camino para ganar”. “Y los sindicatos deberían llamar a un plan de lucha para defender a los viejos, a los estudiantes, a los discapacitado, al Garrahan y a todos los que salen a luchar” como planteó otro trabajador en la marcha en apoyo a los jubilados.

También acompañaron luchas como la de los trabajadores de AGR-Clarín o los de los eléctricos de EMA. Fueron parte de todas las marchas por los derechos de las mujeres y las disidencias. Tienen el apoyo de sus familias que los extrañan cada vez que viajan por una emergencia y a veces están meses fuera de sus hogares.

Ferroviarios del FF.CC. Sarmiento, del San Martín y del Roca se hacen presentes en las audiencias del Ministerio de Trabajo de Buenos Aires. También de la CTA Autónoma, de ATE CNEA, del CEPRODH que los acompañan desde el primer momento, de la UTEP de San Martín, de colectiveros de EDO, de agrupaciones de personas con discapacidad, de los despedidos discriminados por Shell, Pilkington, Volkswagen, y muchos otros sectores más que los vieron solidarizarse con ellos primero. La resignación no es una opción y están haciendo frente a una empresa que está en el centro del negocio de la energía eléctrica, con más de 120 centrales de generación en varios puntos del país con más de 2000 trabajadores y presencia también en Uruguay, Bolivia y Chile.

Una de las tantas plantas que posee SECCO se encuentra en el CEAMSE de San Martín, el complejo de rellenos sanitarios que recibe el 40 % de la basura total de la Argentina con 20 mil toneladas diarias de Residuos Sólidos Urbanos. A partir de los gases que se desprenden de la basura, en particular el metano, lo queman y generan electricidad desde esta fuente de calor. Esta es una energía limpia que transforma el metano muy perjudicial para el ambiente en electricidad, evitando que este gas se escape a la atmósfera. Los trabajadores de SECCO de esta planta le brindan a CAMMESA el equivalente de energía para alimentar a 30 mil casas y operan en una de las “montañas de basura” en turnos rotativos, con múltiples trastornos de sueño y están sobre la basura y sus fuertísimos olores y gases contaminantes, en un descampado con mucho frío en invierno y calor en verano, trabajando en casillas containers.

Hace algunos años comenzaron a trabajar en condiciones muy precarias, sin baños siquiera, bajo contratación mensual, sin elementos de protección y tras organizarse y reclamar, luego de 5 años, en el 2018 lograron el pase a planta permanente producto de una fuerte organización no sólo en el CEAMSE San Martín, sino a través del intercambio constante a nivel nacional del conjunto de los trabajadores de SECCO y sus diferentes plantas. Esta organización es lo que la empresa busca romper para avanzar en maximizar sus ganancias sin siquiera pensar en la manera de mejorar el servicio basándose en la experiencia de los trabajadores, que están altamente calificados.

Ante los despidos de la empresa, en este momento se encuentran realizado medidas de fuerza en la planta de biogás que funciona dentro del predio del CEAMSE San Martín esperando respuesta y resguardando sus puestos de trabajo. Desde el lunes 2 realizan un paro en la planta. El martes cortaron la autopista del Buen Ayre saliendo en los medios nacionales y siguen llevando adelante el plan de lucha que votan en las asambleas. Ellos ya vienen peleando hace tiempo ante los despidos del año pasado por el cierre de la planta de biogás del CEAMSE de Ensenada.

En este panorama general en donde la energía en la Argentina no alcanza para cubrir las necesidades y es cada vez más cara, recorriendo enormes distancias desde la generación hasta el consumo y dependiente de las fuentes fósiles contaminantes, con cortes de luz constantes por fallas o faltantes y precarización laboral que prima en el sector, se llega a la irracional situación de despidos a trabajadores calificados que están en el sector de emergencias y que son absolutamente esenciales en la situación en la que se encuentra el conjunto del sistema ante interrupciones diarias en múltiples puntos del país. Lo que prima es la necesidad de la empresa de romper la organización de los trabajadores y la lógica de maximizar la ganancia para contratar trabajadores en peores condiciones laborales atacando el convenio colectivo de trabajo, dejándolos con menos derechos y bajos salarios.

Transición energética

Ya desde el año pasado venían reclamando frente al despido de diez compañeros de la central de Ensenada, que generaba 5 MWh de potencia a través de la captura de metano en basurales. El «capitalismo verde», discurso que sostiene la empresa y el CEAMSE, solo hace algunos atisbos de transición hacia una matriz energética sustentable si hay ganancias y, apenas estas se esfuman o “no les da los números” por la inversión a realizar abandonan los negocios, cargan los costos sobre los trabajadores y se desentienden de la problemática que buscaban supuestamente resolver. Secco creció de manera exponencial durante los últimos años con este discurso y ahora cerró esta planta. Los trabajadores con su lucha lograron la reincorporación de 3 trabajadores y aún están peleando por los otros 7. Además, las y los trabajadores de la empresa junto con vecinos, estudiantes y apoyo de múltiples sectores, se movilizaron para la reapertura de la central y la reincorporación de sus compañeros, poniendo el foco en la necesidad de generación de energía amigable con el medio ambiente.

Como nos cuenta Ariel Moreno, delegado de FeTERA (Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina) dentro de la CTA Autónoma y organizado, junto con el conjunto de los trabajadores de SECCO dentro de ATEM (Agrupación de Trabajadores de la Energía Móvil),

la empresa empezó a decir que no tenían las ganancias que esperaban para la inversión que habían hecho. Ahí se fueron poniendo de acuerdo la empresa Secco con el CEAMSE y de a poquito dejaron de invertir, por ejemplo, para captar el gas, hasta que apagaron la central. La primera exigencia que levantamos fue la reincorporación de los compañeros. Nosotros somos un obstáculo a esa política patronal de precarización laboral y con el gobierno de Milei se envalentonaron. La empresa sigue amenazando a los compañeros de las distintas centrales, intentando imponer políticas de flexibilización laboral.

En ese momento, a partir del cierre de la planta de Ensenada, los trabajadores planteaban la necesidad de la estatización de la planta, bajo control de los trabajadores y en alianza con los usuarios populares, técnicos e investigadores de las universidades como puntapié inicial para apuntar hacia una transición energética preocupada por la comunidad, sin pensar en ganancias de privados sino en la energía como un derecho popular. Ahora el gas se libera a la atmósfera aportando al calentamiento global, al efecto invernadero y contaminando el aire que respiran los vecinos de Ensenada, uno de los municipios más contaminados de la Provincia de Buenos Aires. El negocio no cerraba en números para los empresarios. Los afectados por los cortes, la contaminación y los puestos de trabajo… bien, gracias. El negacionismo de Javier Milei ante estos problemas ambientales ya es más conocido y está en sintonía con Secco. Pero hasta el Gobernador Axel Kicillof planteó estar preocupado por la transición energética y el cambio climático. Como plantea en la página del gobierno “en la provincia de Buenos Aires hay unanimidad respecto de que se requieren respuestas contundentes para la adaptación y la mitigación de los efectos del cambio climático”. Pues no parece ser el caso en Ensenada donde el Ministerio de Trabajo dejó pasar los despidos y el cierre de la planta del CEAMSE en el municipio. Como nos dice Ariel sobre la planta de Ensenada: “en la inauguración, usaron un discurso greenwashing y dijeron que venían a colaborar con la transición energética, con el cuidado ambiental. Pero cuando los negocios dejan de darles o cuando pueden tener mayores ganancias, ahí se deja de lado el interés que debería tener el ambiente.” Hoy los trabajadores pelean por la reincorporación a sus puestos de trabajo y que la empresa cese con los ataques a su organización.

Las empresas de energía dicen prestar un servicio al estado y al “bien público”, pero en los hechos los laburantes son los únicos que lo hacen con esa intención, preocupados por la situación de la generación, distribución y la necesidad de tener una actividad que sea lo más armónica con el ambiente. Ellos lo plantean así “no queremos más familias en la calle. Queremos la reincorporación de todos los despedidos. En defensa de un servicio de calidad para el pueblo trabajador.” Es imposible no apoyar esta causa. Pensar el problema de la energía en el país tiene que ser a partir de los propios trabajadores y usuarios, priorizando este servicio como un bien público y que sea realmente de “interés general” partiendo del apoyo a la lucha de los trabajadores de Juan F. SECCO, por su reincorporación y revertir la enorme precarización laboral que existe en el sector eléctrico y, junto con el apoyo que vienen teniendo de otros sindicatos, centros de estudiantes, organizaciones de derechos humanos, políticas y otros trabajadores que vienen luchando con el ajuste de Milei y los empresarios poner en pie un sistema energético que no sea contaminante, eficiente y de calidad.

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Emi Cuevas

Nehuen Brat

Profesor de Geografía – Redacción Ecología y Ambiente

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