En CABA no vuelven los visitantes a las canchas del fútbol argentino
A pesar de las exitosas pruebas piloto en Córdoba y Provincia de Buenos Aires, los clubes porteños no quieren recibir hinchas rivales.
Este lunes se realizó en la sede de la AFA de la calle Viamonte una reunión encabezada por Claudio «Chiqui» Tapia y autoridades del Gobierno de la Ciudad, en un intento de coordinar el regreso de los visitantes a los estadios del fútbol argentino. Ante la negativa de los clubes, la vuelta se pateará hasta el año que viene.
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Tras las exitosas pruebas piloto en lnstituto-River y Lanús-Rosario Central, en Córdoba y Provincia de Buenos Aires respectivamente, este lunes se realizó la anunciada reunión entre la AFA y autoridades de seguridad del Gobierno de la Ciudad. Participaron de la charla Tapia, Andrés Patón Urich, abogado de la AFA, Maximiliano Piñeiro, secretario de Seguridad de CABA, y Juan Manuel Castrilli, subsecretario de Eventos Masivos y Deportivos. La conclusión fue que no habrá visitantes hasta 2026.
Los motivos son varios. Por un lado, desde la prohibición del público visitante en 2013, muchos de los clubes de CABA llevaron adelante diferentes reformas para adaptar sus estadios a la hinchada local: quitaron alambrados y se modificaron sectores para darle mayor comodidad al socio. El problema es que en muchos casos esas obras no pueden retrotraerse en el corto plazo.
A modo de ejemplo, el partido que iba a funcionar como prueba piloto en la Ciudad era Huracán-Boca. El Tomás Adolfo Ducó, estadio del Globo, no tiene alambrado en la tribuna visitante y debían salir de urgencia a colocar uno. Pero hay otras tres cuestiones que afectan a la mayoría de los clubes.
Lo primero es que los clubes «chicos» le piden reciprocidad a los grandes, o sea que también les vendan entradas a ellos cuando les toque ir a sus estadios. Por lo pronto, Boca y River no tienen el menor interés en recibir hinchas visitantes. La ecuación es clara: les conviene poder darle más entradas más a sus socios, que además de pagar el boleto abonan una cuota todos los meses, que a un club que quizá ni siquiere llene la tribuna. El propio Tapia destacó la semana pasada que cada club decidirá si quiere recibir visitantes o no.
Otro tema a tener en cuenta es que si hay parcialidades de ambos equipos se requiere de un operativo policial más grande, cuyos costos siempre asume el club local. Y si las obras de infraestructura, la no reciprocidad y las cuestiones económicas no son suficientes, se suma otro problema: los clubes con barras disidentes, o sea peleadas con la oficial. En muchos casos, la solución que se halló fue que se colocara cada una en una popular, pero si los visitantes regresan, se generará un foco de conflicto.