El Gobierno les dejó de pagar durante dos meses a las petroleras los subsidios al gas y acumuló una deuda en pesos equivalente a unos US$ 500 millones. Fue porque las tarifas del gas todavía no reflejan el costo de producción en Vaca Muerta y otras cuencas, y el Gobierno prefiere sostener el superávit fiscal aún sin saldar todos sus compromisos, que lo harían caer en déficit ocasionalmente.
Las fuentes oficiales consultadas por Clarín respondieron: «El monto vencido es de $ 340.000 millones. En los próximos días vencerán otros $ 500.000 millones. Ya realizamos una parte del pago, y en los próximos días haremos otro. El Gobierno asume este compromiso de una forma responsable para, con recursos genuinos, poder afrontar sus obligaciones. Este es justo el pico de la deuda e irá bajando».
Las principales afectadas son YPF, Tecpetrol -de Paolo Rocca-, Pan American Energy (PAE) -de la familia Bulgheroni-, la multinacional francesa TotalEnergies, Pampa Energía -de Marcelo Mindlin-, la también multinacional de capitales alemanes Harbour Energy, Pluspetrol y la Compañía General de Combustibles (CGC) -de Eduardo Eurnekian-.
La millonaria deuda fue reclamada en varias oportunidades por las petroleras ante el Ministerio de Economía, con distintas cartas de las cámaras empresariales. Clarín pudo saber que para hoy estaba pactada una reunión entre ejecutivos de las empresas y la secretaria de Energía, María del Carmen Tettamanti, que finalmente no se concretó.
La situación superó una simple inquietud de las empresas y es leída como una «mala señal» por parte de las petroleras. Es que no es la primera vez que este Gobierno, amigable con el mercado, posterga los pagos para mostrar que persiste el superávit fiscal -pilar del programa económico para derrotar a la inflación-, y deja un mal precedente para gestiones de otra orientación política.
Además, ante los ojos de las multinacionales, se podrían comprometer a futuro las inversiones en Vaca Muerta. Pese a que el atraso en los pagos del Plan Gas es moneda corriente en el sector y un costo más que asumen los empresarios -y se trasladan a los precios-, las compañías extranjeras están agotadas de los vaivenes económicos.
Esa es una de las tantas razones que explican la salida de la Argentina de la estadounidense ExxonMobil, la malaya Petronas y el achicamiento de la francesa TotalEnergies, solo contando el sector energético.
De acuerdo a fuentes calificadas del sector, el Gobierno debía a las petroleras hasta principios de agosto el equivalente en pesos a unos 250 millones de dólares por subsidios al gas natural. Así lo anticipó La Nación la semana pasada y fue denunciado por la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH).
El viernes pasado el Tesoro canceló la operación de abril y el 20% de mayo, pero este miércoles 3 de septiembre venció la factura de Energía Argentina (Enarsa) con las petroleras por la producción de gas de junio.
En total, las obligaciones acumulan el equivalente en pesos a unos 450 millones de dólares, que si se suman intereses previos y cláusulas contractuales no pagadas, la deuda supera los US$ 500 millones. Algunos privados, incluso, se estiran en el cálculo hasta US$ 700 millones.
Subsidios a la energía y superávit fiscal
El año pasado, ante una situación similar, el ministro de Economía, Luis Caputo, resolvió pagarles a las petroleras y a las generadoras eléctricas una deuda de US$ 1.300 millones con un bono a 14 años, que cotizaba a un 50% de su valor nominal.
El temor de las petroleras, que busca despejar ahora el Gobierno, es que se repita aquel modus operandi, mientras el petróleo bajó un 20%, crecieron los costos argentinos en dólares, treparon las tasas de interés y hay presiones en el mercado para una devaluación después de octubre, que licuaría esas deudas nominadas en pesos.
Pese al recorte en los subsidios a la energía -que se explica por el aumento de las tarifas de luz y gas, así como la baja de costos de abastecimiento por la infraestructura de gasoductos-, el Gobierno decidió que en invierno todos los hogares del país volvieran a tener la ayuda del Estado para pagar las boletas.
Incluso los hogares de mayores ingresos, categorizados como «N1», tienen más de un 30% del costo mayorista del gas subsidiado por el Estado nacional, para que no se disparen las facturas en la previa a las elecciones.
En invierno se consume más gas, que a su vez es más caro. Así lo reconoció el secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, en el programa Las Tres Anclas, ante la pregunta del presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili. Esa es la génesis del actual problema.