Obras inéditas y facetas poco conocidas del proceso creativo de Antonio Pujía quedan al descubierto en La escultura en clave poética, la nueva exposición del maestro fallecido en 2018, que se inaugura hoy en el Palacio Libertad. La muestra se nutre de esculturas y yesos que el artista utilizaba como modelos iniciales que anticipaban las piezas definitivas, y abre una ventana a curiosidades como una selección de postales de Fin de Año que producía para regalar a sus amistades o sus “dibujos telefónicos”: pequeñas obras nacidas durante largas conversaciones diarias en las que, mientras hablaba con amigos o colegas, trazaba personajes, ideas y caricaturas.
Con el título Antonio Pujía. La escultura en clave poética, se exhiben trabajos en bronce como Belleza cubierta de hojas y flores (1981), Amoryflores-ta (2002) o Tierra agua aire (2006); la pieza en cera pigmentada Sin pan y sin trabajo (2000), cita de Ernesto de la Cárcova que condensa su mirada social, y otras obras como Bianca con flores y amor (2009), donde el bronce dialoga con el mármol de Carrara.
“Tallar la materia dura produce una gran tensión que aumenta a medida que llego al final, porque tengo cada vez más elementos que conducir y cargar de emoción. Para mí la escultura es un poema dicho con formas. Las luces y sombras, aristas y huecos, espacios y volúmenes, son las palabras con las cuales cuento para poetizar”, escribió el escultor en uno de sus cuadernos en 1967, hallado en su taller.
De su vocación por el arte, el artista nacido en Polia, Italia, en 1929, y radicado en Buenos Aires desde los 8 años, afirmaba entonces: “Diría que nací con ella. Desde que puedo recordar, siendo muy chico jugaba con arcilla, que en mi pueblo natal hay en abundancia; iba a buscarla debajo de un puente y luego hacia con ella figuras humanas o animales, carrozas… las cuales convertía en juguetes”.
Una variedad de temáticas, estilos y técnicas confluyen en la muestra, con montaje curado por Andrea Wain e iluminación de Sandro Pujía, para dar cuenta de la larga trayectoria del escultor. La exhibición incluye una cronología biográfica ilustrada a partir del archivo personal de quien fue un artista prolífico, formado de la mano de maestros como Bigatti, Fioravanti, Troiani e Yrurtia, y a su vez profesor, creador del taller de escultura escenográfica del Teatro Colón y un referente para varias generaciones, distinguido en 1990 como Ciudadano Ilustre de la Ciudad.
Dibujos telefónicos y postales
Metódico y perseverante, Pujía dedicaba cada día una hora a conversar por teléfono con familiares, colegas o amigos. Mientras hablaba, con pluma, bolígrafo o grafito, iba dejando huellas en libretas, sobres, agendas y otros soportes en papel. “Durante esas sesiones, dibujaba constantemente”, recuerda su hijo Sandro en diálogo con LA NACION. Por primera vez, esos dibujos se exhiben al público. “En ellos pueden rastrearse algunas de sus obras, ideas, caricaturas de amigos y, por supuesto, varias de sus fantasías… evanescentes personajes que poblaban su fértil imaginación”.
Otra sorpresa en la muestra son las tarjetas de salutación que el escultor realizaba cada año con técnicas mixtas (acuarela, témpera, tinta, grafito) para enviar en las fiestas. Una costumbre íntima que revela la dimensión afectiva de un artista que entendía el arte como lazo humano. De este modo, a lo largo del año producía pequeñas tarjetas en tamaño postal, “que guardaba cuidadosamente para enviarlas a Fin de Año por correo postal como saludo”, rememora su hijo.
La exposición en el Palacio Libertad incluye piezas nunca exhibidas, como una serie de yesos que formaban parte del proceso de producción de piezas del artista que luego serían “fundidas en bronce o pasadas a punto en mármol mediante el uso del pantógrafo, herramienta milenaria extensamente utilizada por los escultores del Renacimiento y el Barroco”, y que dan cuenta del rigor artesanal con que Pujía concebía cada obra.
El propio autor se autodefinía como “un trabajador”, condición que decía haber heredado de sus “padres y antepasados, gente muy trabajadora”, decía. “No me reconozco ni creador ni innovador, pero sí un disciplinado y buen escultor”, agregaba, con una convicción rotunda: “Tengo una tendencia a unir en la vida y en el arte”.
Para agendar
Antonio Pujía. La escultura en clave poética puede visitarse en el Centro Cultural Palacio Libertad Domingo F. Sarmiento (Sarmiento 151, Sala 603) hasta el 30 de mayo de 2026, de miércoles a domingo, de 14 a 20. Entrada gratuita.