viernes, 12 septiembre, 2025
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Misterio en Coghlan: piden revisar con un georradar el jardín de los Graf en busca de más restos humanos

A casi cuatro meses del hallazgo casual de los restos de Diego Fernández (16), su familia presentó ante la Justicia un pedido de 10 medidas de prueba para tratar de armar el rompecabezas y contestar a la pregunta que todos se hacen: cómo el adolescente -que desapareció en 1984- terminó asesinado y sepultado en la casa de su compañero de colegio, Cristian Graf (58), de quien ni siquiera era amigo.

Los abogados Hugo Wortman Jofre y Tomas Brady representan a Javier Fernández (52), hermano de Diego, como querellante en el expediente a cargo del fiscal Martín López Perrando.

Por el tiempo transcurrido, la causa corre serio riesgo de prescripción. Con ese argumento, la defensa de Graf ya pidió su sobreseimiento. Y en este contexto, el papel del querellante es fundamental.

Por eso, el escrito de la querella pateó el tablero.

El primero de 10 puntos que plantean pide que se revise el jardín de la casa de la familia Graf con un georradar -como el que usa Gendarmería Nacional- para determinar si existen más restos óseos de Diego o incluso más objetos, ya que en la tumba se encontraron partes de sus ropas, un reloj, monedas, un llavero y hasta una ficha de casino.

Cristian Graf era compañero de colegio de Diego y en su casa de Coghlan encontraron los restos del chico desaparecido en 1984.

«No hay dudas que los restos de Diego se han encontrado en el domicilio que pertenece a Cristian Norberto Graf y a Ingrid Cristina Graf de Freeman (su hermana). Ahora, si bien de las imágenes aportadas por los especialistas con relación al esqueleto de Diego se advierte que se han podido recuperar una gran parte de los restos de aquel, lo cierto es que a simple vista se percibe que hay algunos faltantes. Incluso, del informe presentado por el Equipo Argentino de Antropología Forense se refiere ‘Esqueleto casi completo’«, dice la presentación, a la que tuvo acceso Clarín.

Y agrega : «De esta manera, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que existen más restos óseos de Diego que a la fecha no se hayan encontrado en aquel desprendimiento de tierra sucedido el 20/05/2025; restos que aún puedan estar alojados en el jardín del inmueble ubicado en Av. Congreso 3742.»

Todas las medidas de la querella

Además de la búsqueda con georradar, los abogados Wortman Jofre y Brady pidieron otras nueve medidas:

1-Que se determine, vía el rastreo de IMEI, quién realizó el llamado al 911 alertando sobre los restos óseos. La idea es tomarle testimonio a esta persona para saber bien qué vio y escucho. Su identidad será mantenida en reserva.

El trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró la identificación del cuerpo.

2-Entrevistar a los vecinos del barrio para saber exactamente todo lo referente a la familia Graf, propietaria del terreno donde apareció cuerpo de Diego.

3-Realizar un informe socioambiental de todos los miembros de la familia Graf que vivan o hayan vivido en la propiedad de avenida Congreso 3742.

4-Determinar si Cristian Graf está legalmente separado de su primer esposa, con la que tuvo tres hijos. El escrito no lo dice, pero esto apunta a las limitaciones que establece la ley para la declaración de los cónyuges.

La entrevista de los padres de Diego con la revista ¡Esto! en mayo de 1986.

5-Tratar de rescatar los postes y el alambrado que formaba la medianera y también determinar cuándo fue colocado, sobre todo si fue luego de la desaparición de Diego.

6-A raíz de un testimonio de un compañero que dijo que el curso había ido al programa «Si lo sabe cante» (muy popular en los ochenta), que se pida a los canales la búsqueda y remisión de las copias de las participaciones de los alumnos del ENET 36 en programas de televisión en 1983.

7-Preguntar al Gobierno de la Ciudad si tiene registros de que en la propiedad de Congreso 3746/48 (donde hoy hay una obra en construcción) hubo algún comercio habilitado.

8-Se reitere el pedido de copia de los planos completos de Congreso 3742 y también las imágenes satelitales con las que se cuenten, a lo largo del tiempo.

9-Se solicite el catastro de toda la manzana con sus respectivas titularidades.

La desaparición de Diego

Diego Fernández Lima tenía 16 años cuando se esfumó para siempre la tarde del 26 de julio de 1984 tras salir de su casa, en Villa Urquiza. Ese día, volvió del colegio al mediodía luego de dar una vuelta en su motito, a la que adoraba y que aun hoy la familia conserva. Almorzó con su mamá «Pochi» y le pidió plata para el colectivo porque iba a lo de un amigo. Nunca dijo quién era. Salió comiendo una mandarina.

Un conocido que iba en un colectivo lo vio caminando por la vereda a la altura de Monroe y Naón. Le gritó «Gaita», como le decían en el Club Excursionistas, donde se lucía como jugador de futbol y en el que ya le realizaron varios homenajes.

Fue lo último que supieron de él. Ese punto queda a solo cinco cuadras de la casa de los Graf, en cuyo jardín fueron encontrados sus restos el pasado 20 de mayo, de pura casualidad. Graf había sido compañero de Diego en el ENET 36 en 1983 cuando ambos cursaban segundo año. Luego Diego repitió y Graf siguió a tercero.

Diego haciendo jueguitos en el gimnasio del Colegio Público Jorge A. Boero donde curso la primaria.

Su papá «Tito» murió el 10 de diciembre de 1991, a los 58 años, cuando iba en bicicleta y una camioneta lo atropelló en la esquina de la calle Galván y avenida Congreso, a apenas 11 cuadras de donde casi 34 años más tarde aparecerían los restos de su hijo.

Por una demolición en un terreno lindero a una casona donde vivió -entre 2002 y 2003- el músico Gustavo Cerati, los restos humanos quedaron al descubierto. Una prueba de ADN estableció que los 1510 fragmentos de huesos analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) eran los del «El Gaita».

AA – EMJ

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