Para el peronismo, el momento en que el Indec publica el dato de pobreza e indigencia es uno de los peores trances: cada empeoramiento en ese índice pone en cuestión el discurso de la inclusión social y les da pie a los contrincantes para atacar sus flancos débiles.
Ocurrió así durante toda la presidencia de Alberto Fernández, y el último dato -que se acaba de conocer pero que refiere al segundo semestre de 2023- no fue la excepción: todos los sectores del ex Frente de Todos ven ahí la explicación de por qué se produjo la derrota electoral.
Y, como suele ocurrir después de un revés político, surge el inevitable pase de facturas. En ese caso, entre los dos ex ministros de economía, Martín Guzmán y Sergio Massa.
Guzmán, que hasta ahora venía centrando sus críticas a la política económica de Toto Caputo, pero que venía insinuando su discrepancia por el plan que había ejecutado Massa, aprovechó la situación para hacer explícitas todas sus diferencias.
El ex ministro tomó declaraciones de Wado de Pedro, ex ministro del interior y frustrado candidato presidencial, quien había manifestado que el problema del Frente de Todos no fue la fisura interna entre el sector de Alberto y el de Cristina Kirchner, sino el deterioro del salario. «No es que no llegamos porque nos pusimos a discutir, no llegamos porque faltó nafta», fue la metáfora del ex ministro, que milita en el kirchnerismo.
«Un gobierno peronista no puede ganar si el salario de los trabajadores está por debajo de la línea de la pobreza; no hicimos lo que teníamos que hacer», diagnosticó De Pedro.
Martín Guzmán aprovechó la publicación del dato de pobreza para «pasar facturas» contra Massa y el kirchnerismo
Dos días después, y ya con los datos del Indec sobre pobreza sobre la mesa, Guzmán contestó a la acusación de que a la gestión económica le había «faltado nafta».
Guzmán contrastó lo ocurrido durante los dos años y medio de su gestión -cuando la pobreza llegó a un pico de 42% durante la pandemia y luego bajó hasta un nivel de 36,5%– con lo ocurrido en la gestión de Massa -cuando otra vez la pobreza empezó a subir-.
El pronóstico fallido de Guzmán
Es decir, Guzmán marca su salida como un punto de inflexión a partir del cual la economía ingresó en una fase recesiva y en la que la inflación erosionó el salario y empeoró los indicadores sociales.
Lo cierto es que, cuando Guzmán dejó el ministerio, el índice de pobreza era más alto que el 35% que había a fines de 2015, cuando él asumió en el cargo. Es cierto que, en el medio, la cuarentena agravó la situación social, ante una pérdida de ingresos que no pudo ser amortiguada por las iniciativas como el IFE ni con el apoyo estatal a las empresas con caída de la facturación.
En la cuarentena, sobre todo, quienes más perdieron fueron los trabajadores independientes, los informales y aquellos que se desempeñan con «changas» ocasionales. Este sector de la población activa es cada vez más alto, y ya representa un 36% del total.
Cuando la economía tuvo su rebote en 2021 -tras el desplome de 9,9% en la pandemia-, el gobierno del que formaba parte Guzmán se animó a hacer un pronóstico temerario: que el país ingresaría en una fase de crecimiento continuo, que permitiría sacar de la pobreza a un millón de personas por año.
Pero, en vez de ocurrir eso, lo que se empezó a constatar fue el fenómeno del «trabajador pobre»: aun con índices de desempleo bajos, la pobreza seguía creciendo, revelando que el salario ya no alcanzaba para comprar de una canasta básica.
La publicación del dato de pobreza del Indec confirmó el fenómeno del «asalariado pobre»
Una revancha contra las críticas K
Pero el objetivo de Guzmán no era solamente criticar a Massa, sino también pasar viejas facturas contra el kirchnerismo. Así, el ex ministro recordó que su proyecto para aumentar tarifas de la energía fue boicoteado por funcionarios que respondían a Cristina. Desde su punto de vista, ese sector prefirió tener un mayor déficit fiscal financiado como emisión monetaria, antes que equilibrar las cuentas reduciendo «subsidios pro-ricos al consumo de energía».
Además, también vio la oportunidad para contestar una crítica que se le suele hacer desde el kirchnerismo: que desaprovechó la oportunidad de reforzar las reservas con los dólares del alto superávit comercial. Guzmán recordó que él había propuesto un régimen cambiario desdoblado, que les impidiera a las empresas acceder a dólares baratos para cancelar sus deudas, pero que fue el propio kirchnerismo el que se opuso.
Y, para completar, también criticó los principales hitos de la gestión de Massa, como el «dólar soja», los bonos duales que generaron un seguro de devaluación a los bancos, y «el aumento brutal de las tasas de interés».
Además, utilizando una de las expresiones clásicas de Cristina, se refirió a «la verdadera fiesta de importaciones en tiempos de sequía, financiada con aumento de deuda comercial y deslome de reservas».
Finalmente, no dejó pasar una medida a la que Massa considera una de sus banderas históricas: la eliminación del impuesto a las Ganancias para el sector de mayores ingresos de los asalariados. Para Guzmán, ese alivio a los mejor pagos se financió con aumento de la deuda comercial y desplome de las reservas.
La conclusión de Guzmán es que «todo eso fuer querosén que fabricó desigualdad y pobreza».
Contraataque con amenaza
Era obvio que esa defensa personal -que incluía el ataque al kirchnerismo y a la gestión ministerial de Massa- iba a merecer una respuesta. El propio Massa prefirió delegar esa tarea en Guillermo Michel, uno de sus dirigentes de confianza, que durante la etapa final de la gestión peronista ocupó la dirección de Aduanas.
Michel no se tomó el trabajo de ofrecer argumentos técnicos, sino que fue directo a la crítica personal. «Tu pasantía le salió cara al país y al peronismo», arranca su mensaje en la ex Twitter.
Las críticas de Guzmán merecieron una respuesta enérgica por parte del sector de Massa
Le recordó que había generado «el festival de importaciones más grande de la historia» y que había dejado al peronismo «al borde de dejar el gobierno en helicóptero», en alusión a la corrida cambiaria de mediados de 2022, cuando se produjo el interinato de Silvina Batakis y luego la llegada de Massa en medio de un caos financiero.
«Es hora de que dejes de generar grietas entre los dirigentes peronistas que son los que juntan los votos en todas las elecciones para que después algunos arribistas como vos ocupen cargos públicos», escribió Michel.
Y cerró su mensaje con la recomendación de que Guzmán volviera a sus clases en la universidad de Columbia. Para reforzar su sugerencia, acompañó con un link a una nota periodística en la que se informa que un fiscal había pedido la indagatoria de Guzmán en una causa que investiga sobrefacturación en la compra de aviones privados.