Los propios voceros de la Casa Rosada coinciden con los empresarios más críticos y vehementes en su avanzada contra el poder sindical en que lo que se logró no es la reforma laboral que se esperaba conseguir, pero lo aprobado no es poco y servirá para crear más de un millón de nuevos puestos de trabajo durante el mandato del presidente libertario.
«Se trata de una mini reforma laboral. Casi un retorno de algunas propuestas de la década del ‘90 que permitió que muchos jóvenes de entonces encontraran sus primeros empleos, en empresas sólidas, tras la crisis hiperinflacionaria de Alfonsín», explicaron en uno de los despachos de Casa Rosada.
Reforma laboral para aumentar el empleo: la apuesta de Milei
Y, en ese sentido, los números del INDEC y de consultoras privadas acerca de la deriva y evolución del empleo en blanco en la Argentina desde el 2011 a la fecha, no deja lugar a interpretaciones discordantes cuando se afirma que nuestro país no genera trabajo, ni empleo de calidad, ni salarios dignos ni prosperidad.
El círculo de decisión de Javier Milei, o su triángulo de poder compuesto por él mismo, su hermana, Karina y su asesor, Santiago Caputo, saben que el fenómeno Milei se alzó con la presidencia porque miles de personas que están fuera del sistema laboral, defendiéndose como pueden en lo que el analista financiero, Carlos Maslatón, bautizó como economía «barrani» (en negro), al margen de toda protección individual, relaciones laborales completamente precarias, por las que los trabajadores informales no están registrados no tienen obra social, no cobran aguinaldos ni vacaciones pagas, ni poseen representación sindical, podrán volver a incorporarse a trabajar en lugares dignos.
En ese sentido, para muchos individuos y por más que resulte inentendible para la oposición política y sindical tradicional, Milei es el San Cayetano laico que los sacará de la postergación en la que se encuentran.
Por ello, el desafío no es solo bajar la inflación sino terminar con la recesión mediante la creación de empleo real que debería arrancar con la llegada de inversiones que generará el blanqueo aprobado en Diputados.
Diputados aprobó este martes el proyecto de ley Bases, que incluye una reforma laboral a pedido de Javier Milei.
Pero vayamos a los números que justifican la apuesta de Milei por la vigencia de una mini reforma laboral en la que tiene volcada su expectativa de «make Argentina great again», como suelen parafrasear a Donald Trump varios libertarios.
¿Desde cuándo cae el empleo registrado en Argentina?
La caída del empleo es alarmante desde el 2008, pero es descomunal desde el año 2011 y nunca se recuperó a la fecha. La Argentina no sólo destruye empleo de calidad a menudo, sino que expulsa a sus mejores trabajadores, en muchos casos jóvenes brillantes, al exterior, como es testigo diario varias zonas del aeropuerto internacional de Ezeiza.
El presidente Milei, está convencido que su mini reforma, que afronta desafíos pendientes en la Justicia laboral, será significativa para cambiar los pésimos resultados de creación de empleo que se registran desde el año 2011, cuestión que podría ser un factor determinante en el análisis del pobre desempeño electoral del Frente de Todos en las últimas elecciones presidenciales.
El economista, Esteban Domecq de la consultora Invecq publicó en X que la «…economía nacional sólo genera empleo precario y de baja o nula productividad. Eso explica por qué el salario real no para de caer. Del otro lado, solo el 7,2% de los nuevos puestos de trabajo se crearon en el sector privado asalariado registrado, que es empleo formal de alta productividad».
La reflexión se debía a un informe de su consultora que demostró que desde el año 2011 se crearon cerca de 250.000 puestos de trabajo formales, debidamente registrados, en el sector asalariado, contra 1.160.000 puestos informales, 1.170.000 monotributistas, y 830.000 puestos creados en los estados que pueden ser a nivel nacional, provincial o municipal en todo el país.
Esta cuenta arroja para Domecq un resultado por el que, «dos de cada tres empleos generados corresponde a personas que trabajan en la informalidad o (en su gran mayoría falsamente) como independientes (incluye monotributo y monotributo social). Si sumamos a los empleados públicos llegamos al 92,8%».
De 2011 en adelante, dos de cada tres empleos generados en Argentina fueron en el ámbito informal.
Para el especialista en temas laborales, David Trajtemberg, el mito de la economía barrani, sin facturar siquiera, al margen de las regulaciones del Estado y, sin tributar ningún impuesto, «supone que es el trabajador quien decide emplearse o no hacerlo bajo la informalidad. Sin embargo, la mayoría de las encuestas realizadas en el país, indican que en el sector informal no tienen la capacidad o el poder suficiente para decidir si quieren trabajar o no en condiciones de no registro», según explicó en el diario Página/12.
Para Domecq, «…el mercado laboral argentino ya está flexibilizado de hecho, ajustando con informalidad, precariedad laboral y con caída del salario real».
En Casa Rosada, explican a iProfesional que es un secreto a voces que verían el trabajo cumplido si se retornara al momento de crecimiento económico y de empleo de los primeros años kirchneristas post-convertibilidad, entre el 2003 y el 2008 cuando se crearon cerca de 2.200.000 empleos en blanco.
A partir de esa fecha, la economía nacional nunca volvió a mostrar buenos números de movilidad social y comenzó un declive que ninguno de los gobiernos posteriores pudo disimular ni maquillar.
Porque esto último intentó realizar la administración de Alberto Fernández, cuando resaltaba que el empleo crecía bajo su mandato, pero, en realidad, se trataba de un argumento que ocultaba el desastre social que ocasionaron los 30 meses de cuarentena.
Fernández contabilizaba el retorno al trabajo que se generó después que miles de emprendimientos bajaran la persiana por una cuarentena que comenzó siendo implacable contra un enemigo al que tampoco se logró vencer si se observan las estadísticas de decesos por Covid-19.
En Casa Rosada, aseguran que la intención es volver a los números de empleo que el kirchnerismo registró entre 2003 y 2008.
¿Subió o bajó el empleo?: los números del Indec
Para evitar interpretaciones tendenciosas, los números del INDEC pueden reafirmar el análisis del equipo de Milei.
Según el organismo público que unifica y ejerce todas las actividades estadísticas relevantes, el sector privado de la economía creció, tan sólo, un 7,67% en los últimos cuatro años, pasando de 11.957.000 de puestos laborales, en el segundo trimestre de 2019, a 12.874.000 de trabajadores en el mismo período de este año. De los 917.000 empleos creados en ese período, sólo 285.000 fueron formales y 632.000 fueron informales. Es decir que por cada puesto de trabajo registrado que se creó desde el 2019 hasta hoy, nacieron más de dos empleos en negro.
El INDEC analizó 16 sectores y en solo tres notó que hubo una baja del trabajo informal en los últimos cuatro años, mientras que en los demás la situación empeoró. Servicio doméstico, pesca y «electricidad, gas y agua» fueron los que arrojaron mejores números indicando mejoras.
Los tres sectores con mayor nivel de informalidad laboral siguen siendo el servicio doméstico (67,5%), la agricultura (59,7%) y la construcción (58,6%), tres actividades que siempre tuvieron una alta tasa de empleo en negro.
Estos magros números de la economía son los que Javier Milei planea dar vuelta como una media para justificar la posibilidad de un segundo mandato presidencial que, tras la aprobación de la Ley Bases, comienza a vislumbrarse en el horizonte como un puerto posible.