A diez meses del inicio del gobierno de Javier Milei, y ante un nuevo financiamiento de organismos internacionales y la abultada compra de dólares en octubre del BCRA, en el mercado hay mayor optimismo que hace un mes atrás de que el plan de Luis Caputo salga bien y pueda llegar a las elecciones legislativas de 2025 sin salto cambiario..
Ese optimismo se fundamenta en la consolidación del superávit fiscal, la desaceleración de la inflación, el éxito del blanqueo -que a su vez alimentó la sorpresiva racha compradora de divisas del BCRA-, el reciente financiamiento en dólares que está consiguiendo de organismos internacionales como el Banco Mundial y el BID por u$s8.000 millones, y un probable Repo por u$s2.700 millones.
También está la expectativa de si habrá un nuevo programa con el FMI que incluya fondos frescos, una cuestión que comenzó a ser analizada esta semana en el marco de la Asamblea Anual del organismo internacional que se realiza en Washington y en donde participa el ministro de Economía Luis Caputo, y el presidente del BCRA Santiago Bausilli, entre otros funcionarios. Caputo se reunió el jueves con la directora del Fondo Kristalina Georgieva quien tras el encuentro destacó que «hay un acuerdo en torno a las prioridades del pais».
Los factores clave del optimismo del mercado frente al plan de Luis Caputo
La consultora 1816 planteó que «a diez meses de la administración Milei, la estabilización de las variables nominales hace que con el ‘diario del lunes’ sea sencillo olvidarse la incertidumbre alrededor del régimen cambiario en las primera semanas y meses de la nueva gestión». En ese marco, recordó que «cuando el Gobierno devaluó en diciembre de 2023, prácticamente todo el mercado creía que el crawling peg de 2% duraría pocos meses por el atraso cambiario que involucraba».
Y remarcó que «desde entonces, una inflación que se desaceleró considerablemente más rápido de lo que preveía el consenso y la resiliencia del ancla fiscal consolidaron la confianza en un statu quo se vio reforzada en septiembre con el aporte de divisas del blanqueo y el boom del financiamiento en dólares al sector privado».
A su vez, Milagros Gismondi,economista y estratega de la sociedad de Bolsa Cohen, evaluó en una charla virtual: «Hoy estamos en una situación distinta a la de hace un mes. No es que la situación es totalmente favorable y todavía hay muchas señales amarillas o alertas, pero la realidad es que estamos mejor que hace un mes en prácticamente todas las variables».
«La situación fiscal sigue siendo el gran ancla de confianza del Gobierno. Volvió a mostrar superávit fiscal primario y financiero en septiembre, se logró revertir el veto al financiamiento a las universidades. Es el gran ancla que despierta confianza en los mercados no solamente en los mercados en Argentina sino también afuera», afirmó.
Pero subrayó que «lo que sorprendió y cambió el optimismo del mercado fueron las compras del BCRA por la mejor liquidación del agro, recesión por lo que cayeron las importaciones, el saldo positivo de la balanza energética, y el impacto del blanqueo». La especialista también destacó la reducción de la brecha cambiaria que está en niveles mínimos de esta gestión con algo de intervención del BCRA.
Cae el riesgo país y hay optimismo en el mercado
La consultora FMyA consideró sobre la salida del cepo que «como el Gobierno le teme al costo inflacionario, es cada vez más probable que se postergue para después de las elecciones de 2025».
Pero subrayó que «el éxito del blanqueo y el nuevo financiamiento en dólares que están consiguiendo las empresas, llevó optimismo al mercado sobre que puede llegar a las elecciones 2025 sin levantar el cepo. Y eso le da aire al Gobierno».
Asimismo, en Aurum Valores destacaron que el financiamiento anunciado para Argentina por un total de u$s8.800 millones de parte del Banco Mundial, el BID, generó un efecto positivo el jueves en los mercados externo que se reflejó en la suba de bonos y acciones argentinos en Wall Street y una caída fuerte del riesgo país.
«La posibilidad de contar con flujo positivo de organismos mitiga los riesgos de reestructuración que, de todos modos, permanecen altos de acuerdo a los precios en los que opera la deuda argentina», juzgó.
Y auguró que «si Argentina logra mejorar sus reservas y el apoyo global permite ir desarmando el cepo en serio, en los próximos meses la posibilidad de acceder a los mercados en junio -como aspira Caputo para refinanciar deuda- irá creciendo a medida que el riesgo país vaya bajando. En ese caso, no se descartaría que veamos un riesgo país de 700 puntos en el segundo trimestre de 2025».
¿Elecciones de 2025 sin salto cambiario?
La consultora 1816 prevé que «si la inflación efectivamente baja en el cuarto trimestre de 2024 a los niveles que sugieren los bonos -en torno a 2,5% mensual- a más tardar a principios de 2025, el BCRA bajará la tasa del crawling peg para explorar en qué medida se puede doblegar lo que queda de inercia con menos inflación inducida» por el ajuste del tipo de cambio.
En materia cambiaria, la consultora especuló que una posible alternativa es «incrementar la intervención en el CCL y MEP con las divisas extra que tendría el BCRA por eliminar el dólar blend». Y enfatizó que «estamos cada vez más convencidos de que el Gobierno no quiere flotar (el dólar), al menos hasta las elecciones».
Gismondi dijo que ante el panorama previamente descripto y con algo de fondos, «se podría llegar a las elecciones sin ningún tipo de salto».
«Hacia 2025 se amplió la posibilidad de no generar algún tipo de salto cambiario si se da una buena cosecha, si se confirma el REPO que aliviaría el pago de capital de enero, que era algo que generaba ruido sobre las reservas, y si hay una posibilidad de fondos frescos con el FMI que financien la transición (hasta las elecciones); lo más probable es que haya una continuidad del escenario actual», fundamentó.
El analista Salvador Di Stefano, en su cuenta de la red social X, también aseveró que «la llegada de créditos de organismos financieros internacionales, un REPO por u$s3.000 millones, y un probable acuerdo con el FMI con dinero fresco, aleja el fantasma de la devaluación«.
Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras, expresó que el financiamiento por u$s8.800 millones, más la posibilidad del REPO, «son fuertes señales de apoyo internacional que contribuyen a una baja sustancial en las chances de incumplimiento» de pago de la deuda.
No obstante, manifestó que «no está tan claro que se llegue a las elecciones de 2025 con el cepo y a su vez. Salir del cepo ayudaría más a que Argentina pueda volver a colocar deuda en los mercados internacionales».
De todos modos, consideró que el escenario de llegar a las elecciones sin salto cambiario «es más probable que antes». Aunque acotó que «también puede que si hay un salto no sea de magnitud y el aterrizaje sea más suave».
En sintonía, Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, esgrimió que ese escenario «si siguen consiguiendo apoyo de divisas del exterior y mantienen el cepo pueden lograrlo a costa de que no mejoren mucho las inversiones y el crecimiento se termine moderando». Al tiempo que afirmó que «si consiguen divisas y lo aprovechan para ir liberando las restriccioneas, quizá en algún momento hay un ajuste cambiario pero que resulte moderado».
El economista Federico Glustein coincidió en que no «veo un salto cambiario en las actuales condiciones» y espera que «pasemos a un tipo de cambio más laxo que el 2% para 2025, llegaremos a las elecciones en calma en el dólar oficial».
Por su parte, Damián Palais, Financial Advisor de Cocos Capital, destacó que «los anuncios recientes de financiamiento externo por parte de organismos internacionales, junto con la posibilidad de un REPO de u$s2.700 millones, es un aporte de confianza al Gobierno, y además, el éxito del blanqueo ha generado un ingreso adicional de divisas que contribuye a la estabilidad de las reservas».
«Sin embargo, alcanzar las elecciones de 2025 sin un salto cambiario dependerá en parte de la posibilidad de lograr un acuerdo con el FMI que contemple fondos frescos. Si bien los recursos actuales ayudan a aliviar las presiones, la sostenibilidad de este statu quo exige un respaldo financiero más robusto, que solo podría venir del FMI o de nuevas fuentes de crédito internacional», opinó.
El analista financiero Gustavo Ber cree «que los últimos avances desde el financiamiento externo así como el blanqueo y las emisiones de Obligaciones Negociables, podrían permitir transitar hasta las elecciones bajo un escenario de calma cambiaria». Y aclaró que «no estimo que dicha tranquilidad se vea sujeta a un acuerdo con el FMI, aunque en caso de alcanzarse y que aporte importantes fondos frescos, podría permitir acelerar los tiempos de la salida del cepo».
Nicolás Capella, Sales Trader del grupo Invertir en Bolsa, sostuvo que «el salto cambiario ya se encuentra en los escenarios menos probables: el BCRA ha vuelto al lado comprador y para 2025 tendremos una mejor balanza energética con un sector que aportará más dólares que en 2024 y una nueva cosecha; no creo que veamos salto cambiario si las cosas continúan así».
Por su parte, el analista financiero Christian Buteler alegó que el anuncio de financiamiento de organismos internacionales «son de uso específico, y favorece más a las acciones y bonos que a lo que pueda pasar con el tipo de cambio». Y agregó que «si bien el mercado lo tomó como que se van a usar para el pago de deuda, no acerca la posibilidad de salir del cepo».
En sintonía, Maximiliano Ramírez explicó que el financiamiento de organismos internacionales «tiene como contrapartida un gasto específico, no es para intervenir en el mercado de cambio con lo cual no te asegura nada». En tanto, dijo que el potencial REPO «sirve como un paliativo para conseguir liquidez, pero de ahí a despejar incertidumbre, creo que no alcanza, todavía en la cuestión de la deuda no hay nada asegurado, sería cauto en decir que se despejó la incertidumbre de acá hasta las elecciones de 2025,y sigo creyendo que el cepo cambiario lo vas a tener que mantener ante la falta de dólares».
Las luces amarillas que aún preocupan al Gobierno
Gismondi afirmó que «la gran luz amarilla y la variable a seguir es la actividad económica por cómo puede afectar esto a la calle. Los sectores que vienen mostrando mayor dinamismo son la mineria, agro, pesca, que no son tan empleo intensivo como si lo son la industria, construcción y comercio, que tienen caídas fuertes este año, y se llevan más o menos el 50% del empleo».
«Por eso, cuando vemos los datos de confianza vemos que empieza a haber cierta preocupación por el empleo. Es importante seguir esta variable para ver si este optimismo que está claro en los mercados se mantiene en la calle en un país que tiene 50% de pobreza», advirtió.
Además, la especialista sostuvo que aunque en octubre no hubo el deterioro previsto «las reservas netas siguen estando negativas, tiene que ver con las intervenciones que se hacen para contener la brecha, y sigue siendo un alerta» al tiempo que remarcó que «las dudas siguen pasando por el nivel de apreciación del tipo de cambio y si esto es sostenible para la economía».
«El repunte de la economía es más lento que lo que esperaba el Gobierno y esto tiene que ver con estos niveles de apreciación cambiaria», fundamentó.
De igual mirada, Buteler recalcó que «los sectores que más empleo generan siguen siendo lo que más caen, y el rebote en V no se vislumbra» y concordó que «hay 50% de pobreza. Hasta ahora viene bancado la sociedad pero no sabés cuándo dice basta». También auguró que con «el atraso cambiario que hay en algún momento vas a tener problemas para exportar, salvo la energía, y va a traer problemas para la importación, que hoy no los trae, porque tenés una economía en recesión, pero si empieza a mejorar va a traer dificultades».
Para Palais, hay algunas luces amarillas a tener en cuenta: «El riesgo político es uno de los principales factores ya que a medida que se acerquen las elecciones, la incertidumbre podrían generar volatilidad en los mercados, afectando la confianza de los inversores».
«También es importante la inflación, que si bien ha mostrado señales de desaceleración, existe un riesgo latente de que si no se logra consolidar esta tendencia a la baja, se generen tensiones. La falta de estabilidad inflacionaria podría desencadenar presiones sobre el tipo de cambio, encarecer el financiamiento y afectar la confianza tanto de inversores locales como internacionales, generando un escenario más volátil en los mercados», explicó.
Por su parte, Eric Ritondale, economista jefe de Puente, consideró que «los riesgos parecen más estar asociados a shocks exógenos que puedan alterar el curso, aunque por ahora parecen mitigados».