En la última semana, el Gobierno de Javier Milei puso bajo la lupa a Correo Argentino y adelantó, a través del vocero presidencial, que avanzará con su desregulación. A partir de un decreto que ya fue publicado, la desregulación abrirá el mercado postal a la competencia; ubicando a Correo Argentino al cuestionamiento con el que esta gestión rige muchas de sus acciones: ¿Cuánto podría ahorrarse el Estado nacional con esta medida?
En los últimos años, Correo Argentino se viene enfrentando a una creciente ola de clientes insatisfechos con sus servicios, algunos de ellos señalan los constantes extravíos de correspondencia, retrasos y daños en el mismo, así como la deficiente atención al cliente. Este descontento fue uno de los argumentos que utilizó Nación para cuestionar la vialidad de mantener el control estatal sobre la empresa, pero también hubo otros motivos.
El más sólido de ellos tiene que ver con el déficit que arrastra Correo Argentino, que está acumulando pérdidas por más de 70 mil millones de pesos anuales, una cifra que representa un importante gasto para las arcas estatales y que, según autoridades del entorno de Milei, volvieron insostenible la mantención de la firma.
La decisión de desregular: un paso hacia la privatización del Correo Argentino
El gobierno de Javier Milei oficializó recientemente la desregulación de Correo Argentino, permitiendo que empresas privadas ingresen al mercado y compitan en el sector postal. Este cambio supone una transformación significativa del modelo de funcionamiento del Correo, que pasaría de ser un monopolio estatal a un mercado abierto a la competencia.
Desde el oficialismo, sostienen que la medida busca, principalmente, mejorar la eficiencia y la calidad del servicio, al tiempo que aliviará la carga financiera que el Correo representa para el Estado. Pese a las críticas habituales con las que se enfrenta esta gestión, el ala de Economía se centra en cuánto se podrá ahorrar el Estado con la desregulación.
¿Cuánto se ahorra el Estado con la desregulación del Correo Argentino?
La cifra exacta del ahorro dependerá de diversos factores, como el nivel de participación que el Estado mantenga en la nueva estructura del Correo y la capacidad de atracción de nuevas empresas al mercado postal. No obstante, el gobierno calcula que, al abrir el mercado, se podrían reducir entre 50 y 70 mil millones de pesos anuales en subsidios.
De acuerdo al Presupuesto del Ministerio de Economía, el déficit operativo de Correo Argentino en el primer semestre de este año ascendió a -$118.473 millones, posicionándose como la cuarta empresa estatal con más volumen de déficit operativo, solo detrás de Aerolíneas Argentinas ($264.586,5 millones); Trenes Argentinos ($327.161,2 millones); y Energía Argentina ($610.532,9 millones).
En 2023, Correo Argentino concluyó el año con un déficit de $71.322 millones, a mediados de este año, tras el cambio de mando, el Gobierno le envió $90.000 millones para avanzar con el plan de retiros voluntarios. Lo que evidencia que, sin esa ayuda del Estado, el déficit real era más elevado.
En cuanto al personal, al asumir Milei, Correo tenía 16.856 empleados y en septiembre la planta se vio reducida a 12.670, es decir, 4186 empleados menos de un año. Con esa reducción en la planta, el Estado se ahorró unos $99.880 millones.
Ante el panorama deficitario es que Nación optó por avanzar hacia la desregulación de los servicios postales que, a nivel global, no resulta novedoso. En países como Alemania y Países Bajos, la liberación de los correos anteriormente estatales generó un mercado más eficiente, pese a que en otros casos fue necesario establecer mecanismo regulatorios para evitar la monopolización del servicio y garantizar el acceso al mismo.
En el caso de Argentina, algunos analistas plantean que el proceso de desregulación y eventual privatización debe acompañarse con un paquete de medidas políticas que definan los estándares mínimos de calidad y accesibilidad que los operadores privados deberán cumplir. Así, se evitaría que la búsqueda de beneficios a corto plazo se traduzca en un deterioro del servicio postal en regiones apartadas de los epicentros estratégicos.