Roberto Alomar, una de las figuras más destacadas del béisbol de las Grandes Ligas y miembro del Salón de la Fama, pasó varios de sus años de retiro en una espectacular mansión en Florida.
Con más de 1670 metros cuadrados de espacio habitable, la residencia combina diseño arquitectónico de primera categoría con una amplia variedad de comodidades exclusivas.
La mansión, ubicada en la calle Palacio De Avila 901, se encuentra en un terreno de 1,37 hectáreas rodeado por un entorno privado y seguro. De acuerdo a Tampa Bay Times, su diseño incluye un vestíbulo con techos de casi diez metros de altura, pisos de mármol, detalles en madera hechos a medida y elegantes candelabros.
Además, cuenta con ocho habitaciones, 12 baños, una cava de vinos, un teatro privado y un salón exclusivo para cigarros. La suite principal dispone de un armario de dos pisos.
En cuanto al exterior, en el jardín hay tanto piletas cubiertas como al aire libre, una cancha deportiva y un garaje con capacidad para ocho vehículos. Además, dispone de áreas separadas para el personal doméstico.
La propiedad no solo ofrece comodidades en su interior, sino también acceso a servicios de alto nivel en la comunidad de Avila Golf and Country Club. Este exclusivo vecindario cuenta con un campo de golf de 18 hoyos, seis canchas de tenis, gimnasio con máquinas de alta tecnología y pileta olímpica. También alberga a destacados empresarios y figuras del deporte.
El club también se distingue por su oferta gastronómica. Su restaurante exclusivo sirve platos de alta cocina, elaborados con ingredientes frescos. Este espacio se convierte en un punto de encuentro para miembros, tanto para reuniones informales como para eventos especiales.
Durante su carrera de 17 años en las Grandes Ligas, Alomar brilló como segunda base. Logró diez Guantes de Oro y fue seleccionado 12 veces para el All-Star. Jugó para los Padres, Orioles, Indios, Mets, White Sox, Diamondbacks y Blue Jays, a quienes llevó a ganar dos títulos consecutivos de la Serie Mundial, en 1992 y 1993.
Su lugar en el Salón de la Fama, alcanzado en 2011 con el 90% de los votos de la Asociación de Escritores de Béisbol de América, confirma su huella en el deporte.
En 2009, Alomar adquirió esta residencia por US$2,4 millones y realizó mejoras que incrementaron su valor. Sin ir más lejos, luego se desprendió de ella por casi el doble de dinero.
De acuerdo al medio especializado Mansion Global, la venta de esta mansión no fue inmediata. Es que Alomar la publicó por primera vez en el mercado inmobiliario en 2014 por US$6,55 millones. Con el tiempo, el precio fue ajustándose y finalmente se vendió por US$4 millones en 2020.