SOCIEDAD
El gremio decidió la suspensión de exámenes de julio y el inicio de clases por reclamos, desatendiendo a los estudiantes
ADIUC resolvió profundizar las medidas de fuerza tras el paro nacional de 48 h y anunció que las mesas de julio quedarán sin tomar para todos los claustros estudiantiles de la UNC. La decisión incluye también no iniciar el segundo cuatrimestre, dejando en suspenso calendarios académicos y titulaciones ya programadas por la Secretaría de Asuntos Estudiantiles. El plenario gremial justificó la medida en la “emergencia universitaria” y reclamó que “sin recomposición y sin ley de financiamiento no habrá normalidad”.
Durante la huelga se recolectaron firmas para exigir al Congreso que apruebe la Ley de Financiamiento Universitario. Mientras se busca esa sanción legislativa, la casa de estudios permanece virtualmente cerrada y sin certezas para quienes deben rendir finales o comenzar prácticas profesionales. Así, en la práctica la UNC deja a miles de alumnos varados y sin opción de cursado regular.
También los no docentes se plegaron al paro nacional, potenciando la parálisis administrativa que deja sin trámite becas, títulos y expedientes de investigación. La dirigencia gremial planteó paros progresivos y rotativos por facultad,un esquema que garantiza inestabilidad permanente y desorientación en cada agenda académica. Así, la UNC sufre la suspensión de servicios básicos mientras el conflicto sindical se traslada a un nuevo ciclo de marchas y jornadas de protesta.
| La Derecha Diario
Alumnos sin clases, otra vez
Según comunicó ADIUC, la decisión de suspender mesas de exámenes y clases “va en línea con los resultados de la Consulta Docente Universitaria”. Allí, el 99,2% de los votantes se manifestó a favor de profundizar el conflicto. Lo que no mencionan es que esas medidas afectan a los estudiantes que se prepararon para rendir, planificaron sus calendarios y ahora se convierten en rehenes de la voluntad del gremio.
Entre las nuevas acciones dispuestas por el sindicato docente se incluye el llamado “no inicio de clases” con paros progresivos y rotativos según el cronograma de cada facultad. Este esquema apunta a sostener el conflicto en el tiempo, dejando en manos de cada unidad académica la definición concreta de cuándo y cómo se paralizarán las actividades. La atomización de la protesta garantiza una disrupción constante del dictado de clases, sin ofrecer certezas a los alumnos ni a sus familias.
El plenario de ADIUC también resolvió elevar estas decisiones a las federaciones y sindicatos universitarios nacionales, como paso previo a una nueva marcha federal. Además, se exigirá a los legisladores que traten de forma urgente la Ley de Financiamiento Universitario. Mientras tanto, los principales afectados siguen siendo los estudiantes, que no tienen clases, no pueden rendir y ven postergadas sus trayectorias académicas por una disputa ajena a ellos.
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